Naciones Unidas.- La canciller argentina, Susana Malcorra, defendió hoy su candidatura a la Secretaría General de la ONU haciendo hincapié en su experiencia en la organización y apostando por una gestión enfocada en obtener resultados.
Como antes habían hecho los otros diez aspirantes a suceder a Ban Ki-moon, Malcorra compareció durante más de dos horas ante la Asamblea General de Naciones Unidas, donde los Estados miembros pudieron plantearle todo tipo de preguntas.
La jefa de la diplomacia argentina habló en español, inglés y francés y desgranó su visión del futuro de la ONU, donde antes de asumir su actual cargo fue jefa de gabinete de Ban y, anteriormente, lideró el departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno.
«Concibo unas Naciones Unidas cuyo trabajo se centre en la primacía de la gente, del planeta y de la prosperidad compartida; guiada por temas y enfocada en generar impacto», dijo Malcorra en su discurso inicial.
Según defendió, «en el mundo actual, la única forma de lograr un impacto es escuchando cuidadosamente a la gente y trabajando en sintonía con socios locales, regionales e internacionales».
Por ello, consideró que el secretario general de la ONU debe «inculcar una cultura de humildad en el trabajo diario de la organización» y ayudar a los Estados miembros a poner en práctica sus decisiones.
Malcorra insistió en numerosas ocasiones en la idea de que Naciones Unidas trabaje por «temas», superando divisiones internas y burocracia para lograr resultados, y adaptándose a las realidades sobre el terreno.
También hizo hincapié en la importancia de adelantarse a los acontecimientos y no limitarse a responder a las crisis una vez que ya han estallado.
La canciller argentina destacó los logros de Ban al frente de la ONU, pero al mismo tiempo se mostró dispuesta a impulsar reformas y aseguró que su trabajo dentro de la organización le ha permitido «ver qué cosas haría de forma diferente».
«Tengo una experiencia que creo que es muy única», dijo a los periodistas tras su reunión con la Asamblea General, donde había bromeado diciendo que a veces la gente le pregunta «por qué diablos» quiere ocupar la Secretaría General.
Su respuesta, dijo, es que ha visto la toma de decisiones de cerca y cree que puede hacer algo «para cambiar las cosas».
Malcorra también habló de su relación con el poder y recordó cómo en ocasiones se vio obligada a huir de la Policía durante su época universitaria en Argentina.
«Enfrentarme a esto me hizo comprender totalmente lo que es usar el poder contra la gente. Pero también con el tiempo (…) aprendí que el poder bien usado es algo bueno. Se necesita un equilibrio y entender esto», explicó.
Durante la entrevista con los representantes de los países, Malcorra abordó asuntos de actualidad, como la crisis de los refugiados, ante la que abogó por un enfoque amplio que considere todos los factores que han creado esta situación y por promover un reparto de la carga entre los países.
También se refirió al escándalo de los abusos sexuales cometidos por «cascos azules», un asunto en cuya respuesta participó cuando estaba en la ONU, y propuso crear un código ético para las operaciones de paz.
Preguntada por los periodistas sobre las Malvinas, Malcorra dijo que continuaría la línea seguida por Ban y restó importancia a su nacionalidad.
A priori, ese conflicto podría suponer un obstáculo para su candidatura, dado que el Reino Unido es uno de los cinco países que cuenta con poder de veto en el Consejo de Seguridad.
Otra traba es el hecho de no proceder de Europa del Este, la región a la que por tradición le correspondería el puesto, mientras que su género juega a su favor, pues muchos países quieren ver a una mujer al frente de la ONU.
Con la audiencia de Malcorra y unas horas antes la del ministro eslovaco de Exteriores, Miroslav Lajcak, Naciones Unidas completó hoy las entrevistas a todos los candidatos que se han postulado hasta ahora, aunque no se descarta que puedan surgir nuevos nombres.
El proceso debe pasar ahora al Consejo de Seguridad, que en principio recomendará uno o más nombres a la Asamblea, que es la que el próximo otoño debe elegir al nuevo líder de la organización. EFE