Asunción, IP.- Alemania echó mano de sus raíces para recuperar las buenas sensaciones. Rescató un nueve puro y terminó sacando el rodillo ante una Irlanda del Norte que no salió goleada por la exhibición de su portero McGovern. Mario Gómez estrenó titularidad con gol y demostró que la Mannschaft funciona mucho mejor con una clásica referencia ofensiva. Porque nunca se deben perder los orígenes.
En su evolución hacia el juego de toque que recientemente tan buen resultado le ha dado, Alemania perdió algunas de sus grandes tradiciones. La del juego directo, por ejemplo, que terminó por extender el sacrifico a la pérdida del típico delantero tanque alemán. En los dos primeros partidos Löw alternó a Götze y Müller en esa posición. Alemania se atascó en ataque y tuvo graves problemas en la circulación. Se convirtió en un equipo previsible incapaz de llegar por sorpresa a los últimos metros.
Ante Irlanda del Norte, Löw dio entrada a Kimmich en el lateral y Mario Gómez como referencia ofensiva. Höwedes y Draxler fueron los sacrificados. El resultado no pudo resultar más satisfactorio. Kimmich encontró la profundidad que le falta al central del Schalke 04 y Mario Gómez sirvió como punto de apoyo para la llegada de la segunda línea, en algunas ocasiones, y como finalizador eficaz de los centros laterales, en otras.
Su rival salió a recibir el menor número de goles posibles. Así de claro. Sus tres puntos ante Ucrania son más de medio billete a octavos. Con ese plan y el despertar de la Mannschaft, el escenario fue el que más o menos todo el mundo esperaba. Alemania sacó el rodillo y fue amontonando ocasiones como el que apila el género en plena cosecha.
Müller fue el gran damnificado de ese recital de ocasiones. En unos 45 minutos primosos, Alemania pudo irse al descanso con una merecida goleada. McGovern ofreció todo su repertorio para salvar un mano a mano con Müller, que completó su noche negra con dos remates a los palos. Özil se apuntó a la desesperación alemana con otro par de oportunidades que mandó al limbo.
Escaso de confianza, Müller optó en su siguiente acercamiento por ceder atrás cuando todos esperaban la resolución ante McGovern. Allí apareció Mario Gomez para reivindicar su condición de goleador.
La incomparecencia ofensiva de los de Michael O’Neill y el tanto del espigado delantero alemán daban el partido, pese al corto resultado, por finiquitado. Götze protagonizó los errores en la finalización de la segunda mitad y McGovern sumó puntos para que le hagan un monumento en su país. El meta norirlandés sacó una mano sublime a un cabezazo de Mario Gómez para certificar una derrota con sabor a victoria. Y es que, con un nueve de verdad, esta Alemania sí da miedo. Es lo que destaca el diario Marca de España, en su crónica.