Bruselas.-Le exigieron precisiones sobre la fecha de inicio de la salida de la Unión; Alemania analiza no restringirle a Gran Bretaña el acceso al mercado.
Miles de personas se congregaron bajo la lluvia en Trafalgar Square, en pleno centro de Londres , para protestar contra el resultado del referéndum del jueves 23 de junio que obliga a Gran Bretaña a abandonar la Unión Europea (UE). Esa reunión coincidió con el comienzo de una cumbre de la UE en Bruselas para examinar las consecuencias de la consulta y ponerse de acuerdo sobre el procedimiento y calendario del retiro británico.
Mientras tanto, la canciller alemana, Angela Merkel , imprimió un giro inesperado a la crisis del Brexit (salida británica de la UE) al proponer una solución intermedia ante el Bundestag (Parlamento alemán). Esa solución, inspirada en el modelo noruego, permitiría que el Reino Unido siga en el mercado común, aunque salga de la UE, «a condición de que respete la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales», informa la Nación.
Mientras Merkel hablaba en Berlín, los manifestantes reunidos en torno de la columna de Nelson -en medio de un mar de banderas británicas y europeas- corearon consignas contra el gobierno conservador de David Cameron y fórmulas hostiles contra ex alcalde de Londres Boris Johnson, uno de los líderes de la campaña a favor del Brexit.
Luego de la concentración, los manifestantes se dirigieron hacia el palacio de Westminster -sede del Parlamento-, donde gritaron consignas como «Nos mintieron», «No podemos quedar afuera de la UE» y «Destruyeron nuestro futuro».
La disolución de la protesta en Londres coincidió con la llegada de los jefes de Estado y de gobierno al edificio Carlomagno, de Bruselas, para asistir a la primera cumbre de la UE después del referéndum. A pesar de la prudencia de los participantes, esa reunión marcó -en teoría- el primer paso del largo camino que concluirá dentro de dos años con el divorcio definitivo de Gran Bretaña y la UE.
Cameron participó en la cena que abre tradicionalmente las cumbres de Bruselas, pero no estará presente hoy cuando los otros 27 de la UE comiencen a posicionarse respecto de la actitud que adoptarán frente a Gran Bretaña.
«Explicaré que el Reino Unido se va de la UE, pero deseo que el proceso sea lo más constructivo posible. Aunque nos vayamos de la UE, no debemos dar la espalda a Europa», aseguró Cameron al llegar a la conferencia.
La principal exigencia de la UE consiste en obtener precisiones de Londres sobre la fecha en que su gobierno activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa para pedir la salida.
Bélgica, Italia y Francia, así como la Comisión Europea -órgano ejecutivo de la UE- y el Parlamento, piden acelerar las gestiones. Alemania y Holanda, en cambio, son partidarios de no presionar excesivamente a Gran Bretaña.
«Yo no quiero pagar la factura del Brexit», clamó el primer ministro belga Charles Michel, que se negó a aceptar que los 1600 funcionarios británicos que trabajan en la UE sigan en sus puestos.
Por su parte, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, también fue extremadamente concluyente al decir: «Uno puede estar casado o divorciado, pero no una cosa a medias».
El pedido de clarificación de la posición británica había comenzado por la mañana en el Parlamento Europeo. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, excluyó toda negociación antes de que el país precise su actitud sobre la salida de la UE. «No podemos aceptar una incertidumbre prolongada», insistió.
En un duro cruce con el dirigente xenófobo y euroescéptico Nigel Farage -uno de los principales voceros del Brexit-, Juncker fingió sorprenderse de verlo en el recinto del Parlamento después de haber criticado durante años las instituciones europeas.
Algunos diputados le gritaron a Farage que, si era tan hostil a Europa, debía renunciar a su banca y dejar de cobrar el salario de 12.340 euros que recibe todos los meses.El héroe de la sesión fue el representante escocés Alyn Smith, quien -al borde de las lágrimas- apeló a los diputados a «no abandonar a Escocia» después del voto favorable a la salida británica de la UE.
«Quiero que mi país sea internacionalista, cooperativo, ecológico, justo y europeo», concluyó en medio de numerosos diputados que se pusieron de pie para ovacionarlo. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, viajará hoy a Bruselas para oficializar la voluntad de su país de seguir vinculada a la UE a pesar del retiro británico.
El temido efecto dominó que podía producirse luego del pronunciamiento de los británicos sufrió ayer un primer frenazo cuando el Parlamento holandés descartó la celebración de un referéndum sobre la ruptura con la UE.