OPS insta a reducir muertes por hepatitis y mejorar tratamiento

Asunción, IP.- La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) insta a los países a aunar esfuerzos para aumentar el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento de las hepatitis, así como a mejorar el conocimiento de estas enfermedades en la población.

En las Américas, las hepatitis virales causan más de 125.000 muertes al año y la gran mayoría de estos fallecimientos es por hepatitis B y C. El 90 por ciento de las personas infectadas con hepatitis C pueden curarse si reciben un tratamiento apropiado, y la transmisión madre a hijo de la hepatitis B se puede prevenir con vacunación.

Ante el Día Mundial contra la Hepatitis, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) insta a los países a actuar para aumentar el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento de las hepatitis, así como a mejorar el conocimiento de estas enfermedades en la población.

Actualmente una de cada 20 personas que han contraído una hepatitis vírica sabe de su infección, y sólo se trata a una de cada 100 personas que la padecen.

En el mundo hay 400 millones de personas con una infección crónica  por virus de la hepatitis B o de la hepatitis C, una cifra más de 10 veces superior a los infectados por el VIH. Se calcula que en 2013 fallecieron 1,45 millones de personas en el mundo, frente a menos de un millón en 1990, informaron desde la OPS/OMS.

En las Américas, las hepatitis virales causan más de 125.000 muertes al año, en su mayoría por hepatitis B y C. Se estima que 7,2 millones de personas viven con hepatitis C crónica en la región, de las cuales sólo un 25 por ciento ha recibido un diagnóstico y de ellas unas 300.000 reciben tratamiento.

Mediante los nuevos tratamientos disponibles, cerca del 90 por ciento de las personas infectadas con hepatitis C pueden curarse, y reducir el riesgo de muerte por cáncer de hígado o cirrosis. Se estima también que unas 2,8 millones de personas viven con hepatitis B crónica en la región.

Este año, en la Asamblea Mundial de la Salud, los gobiernos de todos los países del mundo aprobaron la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas y acordaron las primeras metas mundiales para reducirlas.

Una de estas metas es tratar a 8 millones de personas que sufren hepatitis B o C de aquí a 2020. El objetivo a largo plazo, partiendo de las cifras de 2016, es reducir en un 90% la incidencia de las hepatitis víricas y en un 65% la mortalidad por estas enfermedades de aquí a 2030, lo que correspondería a su eliminación como problema de salud pública.

En 2015, los ministros de Salud de las Américas aprobaron una serie de medidas para prevenir y controlar la infección por las hepatitis virales incluidas en el Plan Regional de la OPS para las Hepatitis Virales 2015-2019, haciendo hincapié en las hepatitis B y C.

La hepatitis es una inflamación del hígado causada comúnmente por uno de los  virus de la hepatitis (A, B, C, D y E), que pueden resultar en  infecciones agudas y crónicas con  inflamación del hígado y al largo plazo cirrosis, cáncer hepático e incluso la muerte.

En las Américas, desde 1982 se implementa   la vacunación para prevenir la hepatitis B. En América Latina y el Caribe, todos los países han introducido oficialmente la vacuna en sus programas de inmunización infantil y presentan tasas de cobertura de casi el 90% en promedio. Además, más del 99% de las unidades de sangre donadas en la región son tamizadas para los virus de la hepatitis B y C.

Desde la OPS/OMS recuerdan que vacunar en las primeras 24 horas a un recién nacido es fundamental para prevenir la transmisión de madre a hijo de la hepatitis B.

Al 2014, 184 países vacunaban a los recién nacidos contra la hepatitis B en el marco de sus programas de vacunación, y esta vacuna se administró al 82 por ciento de los niños de esos países. Se trata de un aumento considerable con respecto a los 31 países de 1992, año en que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución recomendando la vacunación mundial contra esta infección.

Además, la aplicación de estrategias de seguridad en las transfusiones de sangre y utilización de hemoderivados, ayuda a prevenir la transmisión de las hepatitis B y C.

Varios países están encontrando maneras para iniciar una oferta  de servicios a las personas que los necesitan. El descenso del precio de los medicamentos utilizados para tratar la hepatitis C, aunque lento y todavía a niveles demasiado elevados lo está facilitando, sobre todo en los países en los que se han comercializado medicamentos genéricos.

En un análisis preliminar se calculó que, en 2015, 300.000 personas de países de ingresos medianos y bajos habían sido tratados contra la hepatitis C con nuevos antivirales de acción directa.

Con la intermediación de la OPS/OMS, los países del Mercosur están negociando la compra conjunta de estos medicamentos para conseguirlos a precios accesibles, a través del Fondo Estratégico de la OPS y con el apoyo técnico de la organización en el desarrollo de nuevos protocolos clínicos.