Filadelfia.-La candidata, que aceptó su nominación, advirtió que hay «fuerzas poderosas que amenazan con separar» al país.
Durante cuatro días, los mejores oradores de Estados Unidos pasaron por el escenario de la convención nacional demócrata en Filadelfia, cada uno de ellos con la misma misión: limpiar la imagen de Hillary Clinton , su candidata, que anoche aceptó la nominación y puede convertirse en la primera mujer en la historia de Estados Unidos en ocupar el Salón Oval de la Casa Blanca.
En el discurso más importante de su larga carrera política, Hillary aceptó la candidatura presidencial del Partido Demócrata. «Estados Unidos está una vez más en un momento crucial. Fuerzas poderosas amenazan con separarnos. Los lazos de confianza y respeto se deshilachan. Y al igual que nuestros fundadores, no tenemos garantías. Depende realmente de nosotros», dijo la ex secretaria de Estado, de acuerdo a una información que publica La Nación de la Argentina.
Además, en cuanto a la seguridad nacional, Hillary señaló que todo aquel que ve las noticias cada día es consciente de las «amenazas» y «turbulencias» a las que el país se enfrenta. «De Bagdad a Kabul, de París a Niza y Bruselas, de San Bernardino a Orlando, estamos lidiando con enemigos decididos que deben ser derrotados», dijo.
El mensaje de Hillary marcó el punto final de un encuentro en el cual los demócratas hicieron todo lo que podía hacerse para cerrar filas y apuntalar a su candidata, cuya honestidad aparece muy cuestionada en las encuestas, y cuya trayectoria ha sido denostada por los republicanos durante años, un hábito que alcanzó su pico en su convención de Cleveland, donde el público llegó a demandar su encarcelamiento. «¡Enciérrenla! ¡Enciérrenla!», gritó el público.
Hillary se ocupó en su discurso, el más importante de su larga carrera política, de refutar la imagen de ella que dejaron sus rivales políticos, un trabajo del que ya se habían ocupado varios oradores antes que ella.
Además, brindó una visión antagónica a la de Trump respecto del presente de Estados Unidos y fijó el rumbo que buscará seguir cuando Barack Obama deje la Casa Blanca , si es que los norteamericanos la eligen como su sucesora. «Más fuerte juntos», un eslogan de su campaña, fue el tema que unió casi todos los discursos en Filadelfia.
«Tenemos que decidir si vamos a trabajar juntos para que todos podamos juntos salir adelante -insistió anoche Hillary-. Unidos somos más fuertes.»
Sin ahorrar críticas para su adversario, la candidata buscó también apelar a los republicanos moderados, una fracción del partido que aún no termina de digerir a Trump como el candidato de su partido.
Durante la convención en Filadelfia, los demócratas pusieron a sus mejores figuras en el escenario. Cada uno de los oradores -un dream team que no decepcionó- buscó aportarle credibilidad a Hillary, algunos con más entusiasmo que otros. Y cada uno se ocupó también de defenestrar a Trump.
Michelle Obama fue la única que lo criticó sin nombrarlo. La primera dama habló como mujer y madre, y ofreció un contundente respaldo: dijo que Hillary era la única persona en la que confiaba con la responsabilidad de «moldear» los hijos del país por los próximos cuatro u ocho años.
Bill Clinton fue el encargado de defender la trayectoria de su mujer. Hizo un pulido relato cronológico de su vida pública y privada, y también intentó desterrar la imagen «bidimensional» que, a su juicio, intentaron instalar los republicanos. «Es la mejor hacedora de cambios que jamás conocí», dijo el ex presidente.
Otros no se guardaron nada. Anteanoche, Barack Obama calificó a Trump de «amenaza para el país» y lo tildó de «demagogo doméstico». Su vicepresidente, Joe Biden, lo acusó de pregonar un «cinismo sin límites», y disparó: «No tiene idea de qué hace grande a Estados Unidos. En realidad, no tiene idea. Punto». Sus discursos marcaron dos de los puntos más altos de toda la convención.
Ese doble juego que se vio en los discursos dejó una realidad al descubierto: Hillary es la candidata más calificada de la historia del país en buscar la Casa Blanca, pero es, también, una de las candidatas más impopulares de la historia, algo que forzó a acentuar los riesgos, a juicio de los demócratas, de elegir a Trump.
Michael Bloomberg, que llegó a la convención con el objetivo de apelar al electorado independiente, lo resumió en dos líneas. «Trump es una opción riesgosa, imprudente y radical. Y no nos podemos permitir elegir esa opción», afirmó. «Ahora, sé que Hillary Clinton no es perfecta. Ningún candidato lo es. Pero ella es la elección correcta, y la elección responsable, en esta elección», completó.
Obama explicó las críticas a Hillary con argumentos similares a los de los seguidores más devotos de la demócrata. Dijo que había sido «caricaturizada por la derecha y por algunos en la izquierda», algo que pasa cuando alguien está «bajo el microscopio por 40 años». «Ella sabe que a veces durante esos 40 años cometió errores. Es lo que sucede cuando tratamos», terció el presidente.
Muchos no olvidan esos «errores». Dianne Fowler y Melissa Arab, dos delegadas amables de Bernie Sanders, que aparentan unos 60 años, ambas de Michigan, mostraron el grado al que resiste a Hillary el núcleo duro del movimiento creado por el senador socialista, un grupo minoritario que se hizo escuchar en Filadelfia. «Preferimos a Trump que a Hillary», dijeron a LA NACION, categóricas, durante un viaje a la convención. Ambas creen que Hillary llevará a Estados Unidos a otra guerra. No votarán al republicano, pero tampoco a la demócrata. Michigan es uno de los estados donde se decidirán las elecciones.
