Asunción, IP.- Catorce segundos tardó Neymar en espantar todos los fantasmas. En transformar las dudas de algunos en la ovación de todos. Fue a buscar el error de los flojos defensores hondureños, la peleó, cortó mala salida de Palacios, se la punteó al arquero Luis López, y en el rebote, de atropellada, metió el 1-0. El resultado final fue de 4-0 para los brasileños.
El mejor escenario posible y ni siquiera se habían acomodado todos en un Maracaná repleto que esperó con suspenso la recuperación del crack del Barcelona tras el choque con el arquero. Cuando Ney volvió a la cancha, allí sí se coronó el gol.
Brasil salió con todo y se aprovechó de un equipo que deja jugar. Ya lo había demostrado el día que terminó eliminando a la Argentina en la fase de grupos. Se le llega muy fácil a Honduras. La diferencia está en que los brasileños le sacaron jugo. Y rápido.
Con Neymar flotando en ataque. Con Luan y Gabriel Jesús arrastrando las marcas y sacando a los centrales hacia los costados para que el número 10 explote el centro del ataque. Con el gol tempranero, el local se soltó. Jugó como en la playa.
Y en ese escenario es el que más sabe. Era una fiesta, con cánticos contra Maradona incluidos, como siempre. Con el recuerdo de los mil goles de Pelé bajo un sol radiante en el Maracaná, donde este sábado se definirá el oro, eso que tanto desea Brasil. Eso que es lo único que no tiene en sus vitrinas.
A los 26 minutos, Gabriel Jesus picó ante la en línea de la defensa hondureña (estaba un paso adelantado) y tocó de punta ante la salida del arquero. El 2-0 era lógico por el monólogo de Brasil y empezaba a liquidar la historia.
Toque y toque, de un lado para el otro. Hasta que metía el pase punzante, el directo, el que filtraba a una defensa que ya no era tal. Otra vez Gabriel Jesus, nuevamente entrando por izquierda, quedó cara a cara con el gol y la clavó arriba: 3-0. Baile. Samba. Y la pasarela lista para ir a pelear por lo más alto del podio.
En el segundo tiempo llegaron el cuarto, obra de Marquinhos, y el quinto, de Luan, quien tampoco se quiso perder la fiesta. El partido pasó a ser un baile en pocos minutos para el delirio de los hinchas brasileños. Es la crónica del diario Clarín.