Asunción, IP.- Las actuales tormentas intensas, como la que azotó a nuestro país ayer por la noche, se deben a un periodo actual de muchos contrastes, en donde las pocas lluvias desde el mes de abril junto con el invierno frío generan que las tormentas sean más violentas, manifestó Julián Báez, director de Meteorología e Hidrología de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac).
En comunicación con Radio Nacional del Paraguay, el experto declaró que la sociedad debe adaptarse a este tipo de cambios bruscos de temperatura y clima. Por ejemplo, manifestó que luego de la tormenta que afectó el día de ayer a diversos puntos del país, se espera para el viernes un amanecer con mucho fresco, entre 10 a 12 grados.
Explicó que si bien este tipo de tormentas son comunes en nuestro país durante los meses de setiembre y octubre, la particular intensidad de las últimas lluvias se debe a “la temporada seca que tuvimos en Asunción desde el mes de abril aproximadamente” y el posterior invierno, que se mantiene hasta ahora. Esto genera “una situación en donde hay mucha energía acumulada, mucho calor y humedad» que vuelven a las tormentas más violentas.
El director sugirió que la sociedad debe adaptarse a estos hechos, en donde los contrastes serán cada vez más significativos. La problemática del calentamiento global genera extremos, tanto de abundancia de lluvias, como de falta de precipitaciones, explicó durante la entrevista.
“Insistimos en que como sociedad debemos adaptarnos a estos eventos de tormentas extremas”, y explicó que luego de esto esta temporada de tormentas intensas vendrá una temporada de sequía extrema, que se espera inicie el año próximo.
Daños ocasionados por las tormentas
Uno de los motivos de los daños ocasionados durante cada tormenta se debe al aumento del casco urbano, por lo que las lluvias y vientos fuertes generan mayor impacto, declaró el director Julián Báez.
Al respecto de la caída de árboles, manifestó que si bien su presencia en áreas urbanas es beneficiosa, los árboles se debilitan al ser absorbidos por el asfalto y cemento, por lo que pueden ser derribados fácilmente por los vientos durante las tormentas.