Los barrabravas y motochorros no son la verdadera juventud del Paraguay, dicen en Caacupé

Caacupé, IP.- La homilía de este domingo, realizada en el marco del novenario de la Virgen de Caacupé, se dirigió nuevamente a los jóvenes a quienes se llamó a “convivir fraternalmente en una comunidad pluriétnica y pluricultural”.

En su homilía por el séptimo día de novenario, el monseñor Lucio Alfert afirmó que “los barrabrava, los motochorros, los drogados, los borrachos, no son la verdadera juventud del Paraguay” y que “hay otra juventud muy valiente, que quiere construir un mundo mejor, la juventud de Jesucristo”.

El lema de la misa de este domingo fue: “Los jóvenes llamados a convivir fraternalmente en una comunidad pluriétnica y pluricultural” y en ese sentido el religioso instó a los jóvenes a “aprender unos de otros y compartir los más preciosos valores de la vida ya sea entre jóvenes campesinos, indígenas, obreros y estudiantes, provenientes de varias situaciones de la vida. “Juntos pueden construir un mundo de paz”, afirmó.

El religioso señaló el gran peligro que representa para una sociedad el hecho de que su juventud sea corrompida porque, según afirmó, con ello destruimos nuestro propio futuro. “Corromper significa también no dar oportunidad, meterlos en situaciones donde no pueden vivir felices”, dijo al mencionar que existen unos 300.000 jóvenes que no tienen trabajo ni pueden estudiar.

Alfert denunció que “hay gente con demasiado poder que los quiere corromper (a los jóvenes), y utilizarlos para sus fines personales o políticos” y advirtió que los intentos de cambio que los jóvenes son capaces de promover muchas veces son sofocados por gente poderosa e irresponsable a quienes no importa el bien del pueblo.

“Basta de autoridades que desalojan campesinos e indígenas y los casos como Curuguaty y otros que hasta hoy no encuentra justicia. Muestren verdaderas intenciones de convertirse al bien y pensar en el bien común del pueblo”, dijo el monseñor al referirse a esas autoridades que se oponen a una sociedad más fraterna.

“Yo les quiero decir que nunca se va a instalar una verdadera paz y fraternidad a base de armas, de poder policial o militar, sin Dios van a acabar por llenar el mundo con alambrados, murallas, sistemas de seguridad, guardianes y perros feroces, pero no vamos a vivir seguros y en paz”, añadió.

El religioso invitó finalmente a los jóvenes a vivir en profundidad su propia identidad, ser verdaderos jóvenes paraguayos y vivir con convicción su fe. A los jóvenes indígenas pidió que cuando se encuentran con jóvenes de otras culturas no disimulen ni se olviden de sus raíces, sino que se presenten como auténticos indígenas “ya que tienen demasiados valores humanos y espirituales que ofrecer a los demás”.

Igualmente invitó a los gobernantes y toda la ciudadanía a asumir la realidad que somos una sociedad de muchas culturas y etnias diferentes, «con los pueblos indígenas que antes de ser un estorbo quieren ser una riqueza para todos».

“A pesar de todo soñamos con una juventud que no se deja corromper, soñamos con un país donde los jóvenes nos muevan a vivir una verdadera interculturalidad que hasta ahora no existe”, sostuvo.

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