Lisboa.-El cementerio lisboeta de los Prazeres fue el destino final de Mario Soares, el expresidente portugués que falleció el pasado sábado a los 92 años de edad.
En la mañana del martes, el féretro de Soares fue trasladado al cementerio desde el Monasterio de los Jerónimos, donde durante el lunes desfiló el público para rendirle homenaje con esperas que llegaron a ser de media hora. Al funeral de Estado han asistido el rey de España, Felipe VI, el presidente de Brasil, Michel Temer, y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, entre otras personalidades. “Con su muerte, Portugal y la Unión Europea perdieron un estadista imponente: un visionario, un pragmático, un reformista, un luchador y un demócrata», declaró Schulz.
Aparte de la asistencia del rey, de España llegó la representación del PSOE, encabezada por el expresidente español Felipe González, que coincidió con Soares en varios años de sus Gobiernos y que consiguieron a la vez la adhesión a la Union Europea en 1985. En el momento de firmar en el libro de condolencias, González destacó los momentos que vivieron en común en especial la adhesión a la Unión Europea, que, destacó, gracias a Soares se aceleró y fue mucho más deprisa que la española, aunque al final se decidió juntar.
También estuvieron en el funeral el expresidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, cuyo mandato también coincidió con el de Soares.
Entre el público anónimo, se destacaba sobre todo el coraje, la valentía, del político desaparecido y, una cualidad muy apreciada en Portugal, que “gustaba de la vida”; pero fue una antigua compañera de trabajo de Soares quien le distinguió por algo que no era: “no era cínico”.