Santiago de Chile.- La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, desarrolló esta semana una gira para reforzar la imagen internacional de Chile en un momento en el que el auge del neoproteccionismo, el cierre de fronteras y los conflictos con la vecina Bolivia han hecho mella en uno de los puntos neurálgicos de la tradición política del país sudamericano.
La gira internacional que la llevó a Haití, Ginebra y Portugal es la primera de su último año de mandato, un periodo que estará fuertemente marcado por las últimas reformas legislativas, el proceso para designar los candidatos presidenciales y las elecciones presidenciales de noviembre.
Pero a pesar de ello, la mandataria chilena otorga una gran importancia al programa de objetivos políticos, económicos y comerciales de la política exterior chilena.
Este último es uno de los que más atención suscitan por parte del Gobierno, especialmente en un momento en el que la renuncia del presidente Donald Trump al Acuerdo Transpacífico de Coopetración Económica (TPP) ha disparado las alarmas en medio mundo, por el temor a una oleada generalizada de proteccionismo.
De hecho, en víspera de la gira internacional, Chile convocó a los otros socios de la Alianza del Pacífico (México, Colombia y Perú) y a los firmantes del TPP en la ciudad de Viña del Mar para debatir sobre el futuro del libre comercio y la apertura de mercados.
Con 26 tratados comerciales con 64 países que representan el 86 % del PIB global, Chile es el país que tiene más acuerdos de libre comercio con el resto del mundo.
Considerando el pequeño tamaño de la economía del país, su imagen internacional es clave para hacer frente a los desafíos en el ámbito político, económico y comercial a nivel global.
Chile ha basado su estrategia de desarrollo en una economía libre y abierta, plenamente integrada en los mercados internacionales.
Es por ello que en su escala en Lisboa, Bachelet pidió el apoyo de Portugal para lograr que Comisión Europea dé luz verde a la modernización del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea firmado en 2002 y que en la actualidad se ha quedado obsoleto.
Poco antes, durante su intervención en Ginebra ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Bachelet solicitó el ingreso de su país para el periodo 2018-2021, al tiempo que demandó aumentar en un 3 % el presupuesto de este organismo.
«Necesitamos más multilateralismo, más cooperación, más diálogo, más consenso y más acción», enfatizó la mandataria al intervenir en una sesión extraordinaria del Consejo, ante la presencia de representantes de Estados miembros y no miembros, observadores y organizaciones de la sociedad civil.
Sin embargo, la jefa de Estado se llevó una amonestación del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, quien le manifestó a la presidenta de Chile su preocupación por la situación en la región de la Araucanía, donde se concentra la etnia mapuche.
«Un reconocimiento adecuado y un diálogo significativo son esenciales, sobre todo en la región de la Araucanía, donde mi oficina está preocupada por los informes sobre el uso excesivo de la fuerza y otros abusos contra miembros de grupos indígenas», dijo Al Hussein
La presidenta chilena también se reunió durante su estancia en la capital suiza con el director general de la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, el danés Michael Møller, y el director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el brasileño Roberto Azevêdo, a quien informó de la reunión de Viña del Mar.
Durante este viaje, Bachelet oficializó el repliegue de las tropas chilenas que integran la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, tras 14 años de presencia en el país más pobre del continente americano.
A pesar de ello, Bachelet le expresó al nuevo presidente haitiano, Jovenel Moïse, el compromiso de su país seguir impulsando el desarrollo de la isla mediante planes de cooperación después de que sus tropas inicien la retirada.
Pero el viaje también registró incidentes imprevistos que perturbaron el desarrollo de la gira, como el enfrentamiento del ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira, con el canciller chileno, Heraldo Muñoz.
Y la súbita decisión del Tribunal Supremo de Venezuela de asumir las atribuciones de la Asamblea Nacional de ese país, un hecho que suscitó el rechazo de la mandataria, quien expresó su «condena a cualquier situación que altere el orden democrático en Venezuela». EFE