París.-El presidente de Francia destacó que la sanción económica «es un vestigio de la Guerra Fría».
Hacía más de veinte años que un presidente cubano no visitaba Francia; y si se habla de una visita oficial, el período se alarga aún más. Pero las cosas cambiaron con la llegada de Rául Castro a la capital francesa para reunirse con su par François Hollande .
Este acercamiento fue un claro mensaje al mundo respecto de la postura del gobierno galo en relación al gobierno de la isla; de esta forma, Francia se posicionó como el país dispuesto a abrir las puerta del Viejo Continente a Cuba.
Y la postura fue fijada tras las declaraciones del presidente galo luego de la reunión bilateral con Raúl Castro : Francia exhortó a Estados Unidos a que levante el embargo económico a Cuba.
François Hollande, quien durante muchos años fue dirigente del partido socialista de Francia, recibió a Castro con un caluroso abrazo en el Palacio del Elíseo de París e inició el encuentro entre ambos con la exclamación en francés «íVive Cuba!» («íViva Cuba!»).
Ambos mandatarios prometieron desarrollar vínculos económicos, políticos y culturales en una conferencia de prensa conjunta. Y fue allí cuando el mandatario francés expresó su postura: «El presidente Barack Obama debe seguir adelante y permitir que concluya este vestigio de la Guerra Fría».
«Apreciamos la tradicional posición francesa a favor del levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba, es el principal obstáculo al desarrollo de nuestro país y a las relaciones económico-comerciales», respondió Castro.
«Ratificamos la voluntad de ampliar y diversificar las relaciones bilaterales con Francia en todas sus dimensiones: políticas, económicas, comerciales, financieras, y de cooperación académica y culturales», agregó.
Castro, de 84 años, se encuentra en su primer viaje oficial a Europa desde que asumió en 2006 el cargo que ejercía su hermano Fidel. Hollande fue el primer presidente francés que visitó Cuba en medio siglo cuando efectuó su viaje en mayo para fomentar el comercio.
En diciembre, el Club de París condonó 8.500 millones de dólares en interesas insolutos de Cuba, a cambio de una promesa de la isla de pagar 2.600 millones de dólares de préstamos de países desarrollados en el transcurso de un año y medio. Francia, a la que Cuba debe 4.000 millones en pagos atrasados, encabezó las negociaciones de los acreedores.