Caracas.-Los problemas de desabastecimiento que enfrenta Venezuela corren el peligro de agravarse por la suspensión de la producción de algunos alimentos como el atún enlatado y la avena, y el inminente riesgo de paralización que enfrenta la fabricación de aceite, jugos, gaseosas, azúcar y arroz, entre otros.
La industria de los alimentos enfrenta una situación extremadamente crítica ante los severos problemas de abastecimiento de materias primas, repuestos, insumos y materiales de empaque, afirmó Manuel Felipe Larrazábal, director de la cámara que agrupa a las mayores empresas privadas del sector.
Larrazábal dijo que la compleja situación del sector se generó por la «falta total de acceso a divisas». La deuda con los proveedores extranjeros, que llega a 1600 millones de dólares, llevó a la paralización de los créditos internacionales y la congelación y el rezago de los precios de algunos bienes controlados, que no permiten cubrir los costos de producción.
Por su parte, Lorenzo Mendoza -el presidente de Polar, la mayor compañía privada de alimentos de Venezuela- indicó ayer que todas las empresas del sector alimentario atraviesan una situación crítica de abastecimiento de materias primas, mientras el gobierno beneficia la importación de productos básicos.
La crisis que enfrenta la industria llevó a la suspensión de la producción de atún enlatado, gelatinas, salsa de tomate, bebidas en polvo, flan en polvo, avena, mortadela, carne enlatada y quesos para untar, señaló un informe de la Cámara Venezolana de Alimentos. El estudio reconoce que ante los niveles críticos de inventarios hay un «riesgo inminente de que sea suspendida» la producción de alimentos como trigo, gaseosas, aceite, galletitas, jugos, salchichas, azúcar, arroz y mayonesa.
«Para solucionar esta crítica situación se requieren medidas inmediatas», indicó Larrazábal, y agregó que están a la espera de una convocatoria del gobierno para proponer algunas salidas, como el reconocimiento de toda la deuda comercial con los proveedores internacionales para lograr su refinanciamiento; la promoción del desarrollo agrícola, y la adecuación de los productos con precios congelados al régimen del precio máximo de venta al público para cubrir los costos de producción.
Durante la última década el gobierno realizó numerosas expropiaciones y acordó una serie de medidas para aumentar el control sobre la industria de alimentos, pero en algunos rubros básicos el sector privado tiene una importante participación en el mercado.
«No hay manera de eludir una crisis más compleja en las próximas semanas», dijo el director de la firma local Econométrica, Henkel García, que añadió que será inevitable que la escasez de alimentos alcance niveles nunca vistos en el país ante la caída de los precios del petróleo, que provee 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones.
Desde finales de 2012 Venezuela enfrenta un fuerte desabastecimiento de diversos alimentos y medicinas que los analistas y empresarios asocian a una importante merma en la venta de divisas oficiales. El país mantiene un control de cambios y de precios desde 2003. El gobierno sostiene que el desabastecimiento es consecuencia de una «guerra económica» que promueve la oposición y el sector empresarial para desestabilizar al país.
