Asunción, IP.- Un nuevo informe del Banco Mundial, presentado por la Secretaría Técnica de Planificación (STP) este lunes, señala que en la última década el 40 por ciento más pobre del Paraguay experimentó un crecimiento en sus ingresos a una tasa más elevada que el promedio. Todo esto es resultado de un fuerte crecimiento económico que derivó en mayores ingresos laborales y niveles de empleo, menores precios de los alimentos y mayores transferencias públicas.
La presentación de estos resultados se dio mediante una videonferencia realizada en las oficinas del Banco Mundial en Asunción en la que periodistas paraguayos pudieron realizar consultas a los ponentes en Washington DC.
Los datos sobre esta evolución positiva en Paraguay fueron presentados en Washington, en donde el Ministro José Molinas (STP), resaltó la importancia de focalizar esfuerzos en la población más pobre –que en el caso de Paraguay es la rural– a través del aumento de los ingresos de las familias agricultoras mediante la capacitación en el uso del suelo, mejora en la mecanización del trabajo y la mejora de las condiciones del mercado laboral.
Los avances del Paraguay forman parte de la evolución que demostró en su conjunto América Latina y el Caribe que estuvo en la última década al frente del mundo en cuanto a desarrollo y prosperidad compartida, reflejando un éxito sorprendente en la reducción de la pobreza, impulsado por el crecimiento, los ingresos laborales y redes de protección social efectivas.
En Brasil, por ejemplo, su crecimiento modesto aunque sostenido se volvió más inclusivo gracias a políticas fuertemente enfocadas en reducción de la pobreza y a favor de un mercado laboral fuerte. Si bien el país eliminó casi por completo la pobreza extrema en la última década, 18 millones de brasileños siguen viviendo en la pobreza.
En Colombia, el fuerte crecimiento, aunado a incrementos en el ingreso laboral y la participación en el mercado laboral, así como transferencias, ayudaron a reducir la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, uno de cada tres hogares sigue siendo vulnerable.
Y en Perú, que experimentó una de las tasas más impresionantes de reducción de la pobreza en la última década, siguen existiendo bolsones de pobreza. Apenas un tercio de la población del país vive en áreas rurales, pero éstas representan la mitad de los pobres y el 80 por ciento de los indigentes del país.
El estudio también incluye capítulos sobre Argentina, El Salvador, México y Uruguay. Este análisis por país sirve de ventana para conocer cuáles políticas resultaron efectivas y cuáles no. Esto puede orientar a los gobiernos, sector privado y demás socios en el desarrollo hacia un renovado camino de prosperidad para todos los latinoamericanos, en un momento en que las condiciones externas que facilitaron mucho de este progreso parecen estar cambiando de manera permanente.
Según los resultados expuestos, la clase media de Latinoamérica y el Caribe se expandió y como resultado se transformó la composición socioeconómica de la región. Actualmente la región se enfrenta a una desaceleración económica y a un estancamiento de la desigualdad y, según el Banco Mundial, resulta importante comprender qué ayudó a impulsar estas conquistas en la región.
“Las políticas y programas, para ser efectivos, no pueden diseñarse sin evidencia que los respalde, o enfocarse solo en aquello que creemos podría funcionar”, escribieron Jorge Familiar, vicepresidente para América Latina y el Caribe, y Ana Revenga, directora Sénior para la Pobreza en el Grupo del Banco Mundial en el prólogo del libro.
“Este estudio ayudará a los diseñadores de políticas a realizar un mejor trabajo a la hora de aprovechar los avances de la última década, promoviendo el crecimiento y los ingresos más allá de la desaceleración mundial y avanzando hacia una década aún más exitosa para la población de América Latina y el Caribe”.
Cada país deberá abordar sus desafíos de manera diferente, pero todos se beneficiarán de comprender cómo lograron tanto. El enfoque del libro ofrece un análisis individualizado de cada país, tomando en cuenta su estructura socioeconómica, nivel de desarrollo y avances en términos de reducción de la pobreza e impulso del bienestar de los menos favorecidos, en lugar de tomar el buen desempeño general de la región y aplicarlo a cada país de manera uniforme, concluye.