Bangkok.- La Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reivindicó hoy el derecho de las minorías indígenas en Asia a la agricultura de rotación, amenazada en muchos casos por las políticas de desarrollo y las grandes plantaciones.
En la presentación de un informe conjunto con el Pacto de los Pueblos Indígenas de Asia (AIPP) y el Grupo Internacional de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (IWGIA), la FAO destacó la sostenibilidad económica y ecológica de la agricultura de rotación o itinerante, si se realiza de forma adecuada.
«La agricultura de rotación ha existido durante siglos en esta región, es una práctica tradicional. Aquellos que la practican tienen el derecho a continuar haciéndolo», dijo Hiroyuki Konuma, representante de la FAO en Asia-Pacífico, en una rueda de prensa en Bangkok.
Konuma afirmó que en muchos países asiáticos aún se niega el derecho a la propiedad de sus tierras a las minorías étnicas y subrayó que el apoyo al estilo de vida de los indígenas es fundamental para acabar con el hambre en el mundo.
El informe, titulado «Cultivo de rotación, sustento y seguridad alimentaria», se centra en el estudio de siete casos de cultivo de rotación amenazados en Bangladesh, Camboya, la India, Indonesia, Laos, Nepal y Tailandia.
Los autores contradicen la idea, defendida incluso por algunos expertos en la lucha contra el cambio climático, de que la agricultura de rotación contribuya al calentamiento global mediante la quema de áreas de bosque para cultivar.
«La agricultura de rotación no contribuye a la deforestación», apostilló la secretaria general de AIPP, Joan Carling.
Se refirió a las políticas defendidas por países como Laos o Vietnam, que abogan por eliminar o disminuir este tipo de agricultura tradicional para luchar contra el calentamiento global.
«Pero los ciclos de entre 7 y 15 años dan tiempo suficiente al terreno para regenerarse y por la variedad de cultivos utilizados incluso eliminan carbono y nutren la tierra», apuntó Carling.
En el cultivo de rotación, las comunidades indígenas talan un área de bosque y queman las ramas para crear abono natural en la parcela, que utilizan durante un periodo de varios años.
Eakaphon Phanteerakul, miembro de la minoría étnica karen en el norte de Tailandia, explicó que los periodos de rotación dan tiempo a la tierra para recuperarse y que las prácticas tradicionales permiten la sostenibilidad.
Afirmó que el cultivo itinerante refuerza los lazos de la comunidad y la supervivencia de los recursos naturales, incluidos la flora y fauna y el agua de los ríos.
Según explicó, algunos karen están siendo instados por las autoridades a cultivar especies foráneas, como maíz y soja, para las que tienen que utilizar herbicidas y pesticidas perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
Según la FAO, Asia ha conseguido reducir a la mitad la proporción de la población hambrienta, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, aunque aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con el hambre que afecta aún a 795 millones de personas en la región.
Una parte significativa de los pobres en Asia pertenecen a las minorías étnicas e indígenas.