Concepción.- Era 1995 y Daniel Passarella, entonces seleccionador de Argentina, hablaba con Mirta, la esposa de un gran amigo que con 35 años todavía gritaba goles en Japón. Hubo resistencia al principio, pero Ramón Díaz se convenció de que su vida como delantero letal había terminado y al final aceptó. Hoy, exactamente 20 años y nueve títulos de clubes después de aquel llamado telefónico, el Pelado está ante una posibilidad inédita para festejar sus dos décadas como entrenador: ganar un título con una selección nacional.
Así inicia la página oficial de la FIFA, la extensa nota al seleccionador nacional de Paraguay, Ramón Díaz.
«Tengo la experiencia y la tranquilidad. Es uno de los momentos más felices de mi vida, no sólo para mí, sino para toda mi familia. Todo eso se refleja en el trabajo», le decía el argentino en diciembre pasado, apenas nombrado como seleccionador de Paraguay. Algo de razón tendrá. Tras ser últimos en la eliminatoria para Brasil 2014, los guaraníes encontraron con Díaz un motivo de esperanza cuando no muchos lo esperaban y están en semifinales de la Copa América Chile 2015.
«Si no se gana la credibilidad habiendo jugado con Argentina, Brasil y Uruguay, que no nos pudieron ganar… Estos jugadores le han demostrado a la gente lo que pueden hacer», sacó pecho Ramón tras tres empates y una victoria ante Jamaica. Hasta antes de comenzar la Copa, era criticado por algunas voces en Paraguay, con el exarquero y dos veces mundialista José Luis Chilavert a la cabeza.
Pero sus propios jugadores le reconocen el mérito. Tras la salida del exitoso Gerardo Martino siendo subcampeón de la Copa América 2011, ni Francisco Chiqui Arce, ni Gerardo Pelusso ni Víctor Genes –de forma interina- pudieron encontrarle la vuelta al equipo. «Estamos haciendo un trabajo muy bueno. Es como mejor nos estamos sintiendo en los últimos cuatro años», apuntó Nelson Haedo Valdez, autor de un gol en el 2-2 ante Argentina, uno de los tres partidos que la Albirroja empezó perdiendo pero logró empatar.
«Ramón y su gente tienen capacidad para este tipo de situaciones, experiencias para levantar», le concedió Justo Villar, otro referente del plantel. «Vino, metió a la gente en lo que tiene que hacer, concientizándonos que somos buenos y tenemos con qué. Los chicos se han sumado bien, y eso hace que tengamos una fortaleza de grupo y carácter que habíamos perdido en parte», agregó el arquero.
Astucia, ojo privilegiado y buena estrella
Para Díaz, haber llegado a la semifinal ya es un éxito, más allá de que el objetivo sea levantar una copa que Paraguay ganó sólo en 1953 y 1979 y preparar el equipo para la eliminatoria. Pese a ser el técnico más ganador de la historia de River Plate –ocho títulos, dos de ellos sudamericanos-, no le fue bien trabajando fuera –América de México, Oxford de Inglaterra como manager-, y en Argentina no hay un reconocimeinto unánime sobre su trabajo. Se lo ama, recalcando su astucia, su carácter ganador y su buen ojo para elegir jugadores, o se lo mira de reojo, poniendo en duda su verdadera capacidad táctica y atribuyéndole a la suerte un papel preponderante en sus éxitos.
Cuando Alejandro Sabella renunció como seleccionador albiceleste después de ser subcampeón en Brasil 2014, Díaz podría haber sido candidato a sucederlo. Venía de ganar su octavo campeonato con el Millonario, pero no fue considerado. «Martino es un gran entrenador, pero nos hubiera gustado que por lo menos nos escucharan», se quejó antes de dejar una ironía muy propia de su lengua filosa: «Tendremos que ganar algo más, parece, así que esperaremos las chances para la próxima vez».
El martes se jugará justamente ante la Argentina de Martino el pase a la final. En el primer partido de la Copa jugó durante 45 minutos ante Messi y compañía con un trivote defensivo que no le dio resultado. Ajustó, empató estando 0-2 y no lo volvió a usar pese a que probó diferentes sistemas en los siguientes partidos. Potenció la pelota parada, arma histórica de los paraguayos, gracias al aporte de su hijo Emiliano -su ayudante de campo- y no se conforma. A 20 años de su debut como técnico, va por un título especial.