El PT se moviliza para respaldar a Dilma y volver a ganar las calles

Río de Janeiro.- «Retroceder nunca, rendirse jamás» parece ser la consigna del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), que, después de las manifestaciones del domingo que reunieron a unas 900.000 personas en contra del gobierno de Dilma Rousseff en todo el país, decidió no perder más espacio en las calles y convocó hoy a sus simpatizantes a marchar a favor de la democracia y en rechazo a las presiones para que la presidenta sea sometida a un impeachment o renuncie.

El llamado había sido originalmente realizado por una serie de sindicatos y grupos sociales de izquierda, entre los que se encuentran la Central Única de los Trabajadores (CUT), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), la Unión Brasileña de Mujeres (UBM), el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). Pero ante la movilización del domingo -la tercera contra Rousseff desde que el 1º de enero asumió su segundo mandato-, el PT y dos de sus aliados en la coalición gobernante -el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB)- colocaron todo su empeño en hacer de esta jornada una demostración de fuerza.

«Llegó la hora de ir a las calles para defender los derechos de los trabajadores, las conquistas sociales de los últimos años y, sobre todo, para defender nuestra democracia», apeló en anuncios televisivos el PT, que busca reunir «a todos aquellos que creen que Brasil es mayor que cualquier crisis».

En el mensaje no hay ninguna mención al hecho de que la difícil situación económica y política es producto justamente de las políticas de esta administración, que, por otra parte, es criticada también por algunos sectores petistas y grupos de izquierda por impulsar un fuerte programa de ajuste para recobrar un crecimiento cada vez más esquivo.

Ayer, el Banco Central confirmó el pronóstico que ya todo el mundo daba como un hecho: Brasil entró técnicamente en recesión luego de registrar dos trimestres seguidos de reducción de su PBI.

El país tuvo en el segundo trimestre una contracción del 1,89%, que se suma así a unos primeros tres meses con una caída del 0,8%. Los analistas del mercado creen que a fin de año la recesión cerrará en torno al 2% de retracción. Y para el próximo año se prevé una disminución del PBI de por lo menos el 0,15%. Mientras tanto, la inflación no para de subir, ya supera el 9% y el desempleo crece, actualmente en 8%, casi el doble que en los últimos cuatro años.

«Es bueno recordar los errores para que no sucedan más, pero también es bueno recordar que, juntos, creamos un nuevo Brasil», aseguró la propaganda petista sin entrar en detalles de esos «errores».

Tal vez por eso es que hasta los grupos que desde el inicio convocaron a la movilización de hoy debieron aclarar que no están de acuerdo con la visión económica que defiende hoy el gobierno, personificada por el ministro de Economía, el ex banquero neoliberal Joaquim Levy.

«La política económica del gobierno tira la cuenta en la espalda del pueblo. En vez de atacar derechos laborales, cortar inversiones sociales y aumentar las tasas de interés, defendemos que el gobierno ajuste las cuentas sobre los más ricos, con tasación de las grandes fortunas, dividendos y remesas de lucro», señalaron en un comunicado conjunto la CUT, la UNE, la UBM, el MST y el MTST.

Sin embargo, dejaron en claro que rechazan cualquier intento de juicio político a Rousseff, como pretenden los organizadores de las marchas del domingo. Acusados de «golpistas», esos grupos cívicos, que realizaron en marzo manifestaciones con más de dos millones de personas y luego en abril con unas 700.000, responsabilizan políticamente a Dilma por el escándalo de corrupción de Petrobras y condenan su mala gestión económica.

«Estaremos en las calles de todo el país en defensa de los derechos sociales, de la libertad, de la democracia, contra la ofensiva de la derecha y por salidas populares para la crisis. ¡La salida es por la izquierda, con el pueblo en las calles!», advirtieron los movimientos aliados al PT.

No se espera que ni Rousseff -que cuenta con un índice de popularidad bajísimo, de apenas el 8%- ni su padrino político, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, participen de los actos de hoy, que se realizarán en una veintena de ciudades. Rousseff estará bastante ocupada recibiendo en Brasilia a la canciller alemana, Angela Merkel, a quien presentará las oportunidades de inversiones que hay en Brasil. Para el gobierno, la visita se trata de una señal de confianza de Alemania.

Por otra parte, ayer, la Orden de Abogados de Brasil, junto con las Confederaciones Nacionales de Industria (CNI), Transporte (CNT) y Salud (CNS), emitieron una «carta a la nación» en la que exhortaron a la unidad política para superar la crisis..