El Gobierno español atribuye las explosiones al ISIS y mantiene la alerta 4

Madrid.-Rajoy habla con Sánchez e Interior convoca para esta tarde el pacto antiyihadista.

El Gobierno español, pendiente de las investigaciones tras las explosiones de este martes en el aeropuerto de Zaventem de Bruselas, mantiene, de momento, la alerta 4: alto riesgo de atentado terrorista, aunque ha convocado para esta misma tarde una reunión de crisis en el Ministerio del Interior y la reunión del pacto antiyihadista.

El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, ha atribuido a un atentado terrorista cometido por DAESH —conocido como Estado Islámico— las explosiones en Bruselas.

Se ha activado el protocolo de emergencia consular y se mantienen constantes contactos con las autoridades belgas. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha afirmado que, de momento, no hay conocimiento de que haya «ninguna víctima española pero la situación de caos hace muy difícil que hayan identificado a todas las personas». «Debemos ser prudentes», ha añadido.

A la espera de que se confirme o se desmienta que se trata de nuevos atentados yihadistas, que es la principal sospecha con la que trabajan los investigadores de la lucha antiterrorista, España conserva la máxima medida de seguridad posible (previa a sufrir un atentado, cuando se activaría el nivel 5 de alerta).

El nivel 4 incluye controles en centros de pasajeros en aeropuertos y estaciones —hoy había 67 vuelos programados entre España y Bruselas según AENA— y en las infraestructuras críticas, además de planes especiales puestos en marcha por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado desde que se estableció la citada alerta, tras los atentados a la revista Charlie Hebdo en París, en enero de 2015. Un nivel de riesgo de amenaza que también se mantuvo tras la matanza de París.

«Consternados por los atentados en la capital de Europa #Bruselas. Nuestra solidaridad y apoyo a Bélgica, sus instituciones y el pueblo belga», ha escrito en su perfil de Twitter la Casa del Rey.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, han mantenido una charla de cinco minutos por teléfono en la que Rajoy le ha transmitido la información sobre los atentados de Bruselas que han proporcionado hasta ahora las autoridades belgas. Han quedado en mantener la vía de comunicación ante nuevas informaciones. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha puesto en contacto con el resto de líder políticos.

Minutos antes, Rajoy ha lanzado un tuit en el que expresa cómo sigue «con pesar y preocupación» las explosiones ocurridas en el aeropuerto y el metro de Bruselas. El Gobierno no ha decidido aún la convocatoria de una reunión de su gabinete de crisis y esa situación se ha trasladado a los responsables del Ministerio del Interior. Ni el PP ni La Moncloa han podido confirmar si Rajoy tiene pensado mantener o suspenderá el acto político que tenía previsto celebrar esta tarde en Ayamonte, Huelva, justo antes de comenzar sus vacaciones de Semana Santa en el Parque Nacional de Doñana.

También el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, permanece «pendiente» de las noticias que llegan de Bruselas, así como el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que ha expresado su «preocupación» por lo sucedido desde su cuenta de Twitter, desde la que ha compartido los teléfonos habilitados por Exteriores para los españoles afectados.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha trasladado su «apoyo» a las víctimas y a las autoridades belgas para que detengan a los autores de estas explosiones. En línea similar, el portavoz parlamentario de IU, Alberto Garzón, se ha solidarizado con los familiares de las víctimas.

Las recientes detenciones en el barrio bruselense de Molenbeeck —tres meses después de la masacre de París— de algunos de los terroristas autores de ese último brutal atentado, han evidenciado hasta qué punto Bélgica, y concretamente Bruselas, se ha convertido en un nido de yihadistas en el corazón de Europa.

España vive desde hace más de un año en alerta 4. Desde que ese 7 de enero de 2015 dos enmascarados armados con fusiles de asalto entraran en la sede del semanario satírico francés y disparasen 50 tiros a bocajarro, matando a 12 personas e hiriendo a otras 11. Y el temor se ha agudizado tras la posterior matanza de París el pasado 13 de noviembre.

La lucha antiterrorista vuelca sus esfuerzos en ese nuevo enemigo difuso. Hombres y mujeres radicalizados o retornados, kamikazes dispuestos provocar muertes indiscriminadas al grito de «al-lahu ákbar» (Alá es el más grande), que viven ya en nuestras calles y barrios —el 45% de los presuntos islamistas detenidos son españoles— y que pueden actuar en cualquier momento y lugar.