Brasilia.-El líder del PMDB quiere romper la alianza con el PT. Y ser el hombre que saque al país de la crisis.
Intimamente convencido de que podrá sacar a Brasil de la profunda crisis política y económica, el vicepresidente Michel Temer se prepara con celeridad para lo que presume será en breve su nueva responsabilidad como jefe del Ejecutivo, en lugar de Dilma Rousseff.
Este dirigente del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) confía que logrará convencer este martes a los caciques de su agrupación, para abandonar juntos la alianza de 12 años con el PT. Y una vez conseguido ese objetivo, piensa que habrá un efecto dominó: todas, o casi todas, las siglas que integran la coalición oficialista seguirían el mismo camino, informa el diario Argentino Clarin.
Es con esa idea que después de permanecer durante toda la semana pasada en la capital paulista, Temer llegará hoy al distrito federal. Según dejaron trascender en el entorno del vicepresidente brasileño, ya consiguieron arrastrar para lo que llaman “el desembarque” a la mayor parte de la dirección.
Esto obligaría, en principio, a la renuncia de los 7 ministros del PMDB nombrados por Dilma para puestos clave. Lo que más seduce al vicepresidente es la posibilidad de conquistar a sus correligionarios con lo que él define como “proyecto de Poder”. Y para eso, hoy negociará en Brasilia los puestos que le tocarán a aquellos que lo respalden.
El problema, según admiten en su propio entorno, es que hay una fracción partidaria que no está dispuesto a acompañar el plan. Y hay otras varias razones para dudar de su factibilidad. Por empezar, hay otro partido con las mismas aspiraciones: la socialdemocracia (PSDB).
Esta agrupación tiene tres potenciales candidatos a presidente: el senador Aécio Neves, el gobernador Geraldo Alckmin y el senador José Serra. Para el primero, nieto del ex presidente fallecido antes de asumir Tancredo Neves, no es para nada seductora la opción de Temer como nuevo gobernante surgido del impeachment a Dilma Rousseff. Aécio batalla por una elección nacional convocada en el plazo más corto posible.
Para el gobernador paulista tampoco es el mejor camino el reemplazo de Dilma por su vice. Queda un tercer político, Serra, que ya anunció su disposición a integrar un gobierno con Temer, para lo cuál no tendría problemas en abandonar las filas socialdemócratas y pasarse al PMDB. Este senador y ex candidato presidencial –que fue dos veces derrotado por el PT (en 2002 y en 2010)–, se contentaría con tener un ministerio que le permita mejorar su imagen.
Lo cierto es que el dirigente máximo del PMDB no cuenta en este ámbito con todas a su favor. Menos contaría aún con la simpatía de buena parte de la población, si finalmente llega a asumir la presidencia del país. Las razones son simples: él y su aliado, el diputado Eduardo Cunha –principal arquitecto del juicio político contra Rousseff—están en la lista de políticos acusados de “beneficiarse” con el esquema de corrupción en Petrobras.
Fueron mencionados por varios delatores arrepentidos en operaciones ilegales. Y Cunha, en particular, ya es reo de la justicia, de acuerdo a lo que determinó el Supremo Tribunal Federal.
Todo esto sin embargo no impide que Michel Temer haya elaborado ya una plataforma para su eventual gobierno. Llamada inicialmente de “Puente para el futuro”, esta acaba de ser reformada en partes esenciales, a demanda de algunas personalidades del sector financiero. Incluyó la semana pasada temas relativos a los planes sociales: lo que quiere hora es recortar programas como “mi casa, mi vida”; de concesión de becas de estudio a jóvenes de escasos recursos y del Fondo de Financiación Estudiantil.
En resumidas cuentas, propone dejar los subsidios apenas para el 10% más pobre de la población, aquél que está debajo del nivel de pobreza. La apertura comercial y las privatizaciones son parte también de su programa gubernamental. Según indicó el ex presidente del Banco Central brasileño Armínio Fraga, a quien se menciona para el cargo de ministro de Hacienda, el eje será el ajuste fiscal que permitiría al país “sobrellevar” el nivel de endeudamiento. Fraga, que se había resistido a un eventual juicio político contra Dilma, hace una semana cambió de rumbo. Ahora considera que el impeachment será la salvación el país.
