Asunción, IP.- Gales derrotó, en un vibrante encuentro, por 3-1, a Bélgica y es el segundo seleccionado que consiguió su pasaporte para jugar la semifinal de la Eurocopa.
Los Dragones han permanecido siglos escondidos en las tierras de Gales. Hasta este verano en Francia, donde han aparecido echando fuego por la boca. Incluso los diablos se convirtieron en cenizas. Gales está en semifinales de la Eurocopa. ¿Dónde está el límite si es que existe?.
Los de Coleman desmitificaron la leyenda de los diablos para proclamar la suya propia. Nadie podía esperar que estos bichos supieran jugar al fútbol e interpretarlo de tal manera. Gales no es sólo el equipo de Gareth Bale. Es el equipo de la tierra de todos los padres galeses. Los Dragones tienen sentimientos y sl corazón se les sale del pecho.
En Lille se avecinaba goleada belga tras el primer cuarto de hora. Fue un espejismo como el de ver bestias mitológicas. Los Dragones salieron de la cueva. Gales remontó el partido y se quedó con él. Había montado su propia historia.
Bélgica jugó a lo grande durante un rato. Se quedó en la introducción. Hazard comenzó bailando y los belgas avisaron con una triple ocasión que comenzó salvando Hennessey. Luego lo hicieron sus defensas, da igual quién. No hay egoísmo que valga en los que van de rojo.
No hubo respiro para los de Coleman y Nainggolan abrió la lata a lo bestia. Disparó desde su casa y clavó el gol con un zapatazo brutal. Después, mereció fumarse un puro. Aunque se lo acabarían destrozando.
Gales reaccionó con entereza cuando otros habrían flaqueado. La respuesta sorprendió a Bélgica, que estaba escribiendo un guión que acabó en la basura. Bale comenzó a enseñar músculo y la balanza se desniveló a su favor.
Courtois retrasó el empate a tiro de Taylor. La igualada llegó en un córner cabeceado a gol por el capitán Ashley Williams, que remató solo y eso es un crimen. El área es un callejón sin salida. Desde las esquinas, Gales sembró el pánico con el alma por delante.
Gales igualó y siguió hacia delante. Bélgica tuvo que defenderse. Volvió al encuentro tras el descanso con otros aires que duraron más bien poco. Lo que tardó Robson-Kanu en detener Europa en una baldosa. Meunier se quedó de piedra. El delantero -sin equipo- completó una maniobra exquisita a la que le puso la firma en las redes.
El 2-1 pilló a Bélgica lamentando un cabezazo de Lukaku y un disparo de Hazard que bien pudieron entrar. Después tocó zafarrancho de combate con los rizos de Fellaini a la cabeza (entró al descanso por Carrasco).
Era el partido más importante de la historia de Gales, pero ni así tampoco le temblaron las piernas. Aguantó el empuje final de los belgas, que se dedicaron a buscar un cabezazo salvador de Fellaini o Lukaku. Ese remate llegó en la otra portería. Vokes cabeceó como mandan los cánones. Estaba escrito en los libros. Los Dragones existen. Y que alguien lo desmienta.