Washington.-La comunidad internacional recibió con cautela las promesas de mayor moderación de los talibanes, mientras continuaban las evacuaciones de Afganistán y el mundo se ajustaba a la nueva realidad del retorno de los islamitas al poder.
Los talibanes multiplicaron sus gestos de apaciguamiento hacia la población desde que entraron a Kabul, la capital, hace dos días, tras una fulgurante ofensiva con la que tomaron el control de casi todo el país y provocaron el colapso del Gobierno afgano.
El movimiento ultraintegrista anunció este martes una amnistía en todo Afganistán y prometió respetar los derechos de las mujeres de acuerdo a las normas de la ley islámica, pero muchos afganos desconfían.
Cuando gobernaron Afganistán, de 1996 a 2001, los talibanes impusieron una versión ultrarrigurosa de la ley islámica. Las mujeres no podían trabajar ni estudiar ni salir de sus casas sin un tutor masculino, y los criminales enfrentaban castigos terribles.
El vocero de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se refirió tanto a las promesas de los talibanes como al temor de la población.
«Tales promesas deben ser honradas, y, por ahora -de manera comprensible, dada la historia- estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo», dijo Rupert Colvill,portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a periodistas en Ginebra, Suiza.
Frente a la sede de la ONU en Ginebra, decenas de personas se manifestaron para exigir derechos para las mujeres, libertad de expresión y otros derechos humanos en Afganistán, con carteles que decían «Queremos paz» y «Ayuden a Afganistán».
El organismo de la ONU para los Refugiados (ACNUR), por su parte, pidió prohibir las expulsiones de afganos hacia su país de origen, incluso si su demanda de asilo fue rechazada, ante el «riesgo inminente» que corren en Afganistán bajo el régimen talibán.
En tanto, el jefe de fiscales de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, dijo que seguía la situación en Afganistán y estaba preocupado por noticias de hechos de violencia y de incidentes que «pueden equivaler violaciones de la ley humanitaria internacional».
La corte con sede en La Haya, que juzga a individuos por crímenes de guerra, contra la humanidad o genocidio, ya tiene abierta una investigación sobre Afganistán.
Desde Berlín, Alemania anunció la suspensión de su ayuda al desarrollo para Afganistán, de unos 550 millones de dólares por año, a raíz de la toma del poder por los talibanes.
Tal ayuda es una fuente crucial de dinero para una nación empobrecida y devastada por años de guerra, ya los esfuerzos de los talibanes de proyectar una más amable imagen de sí mismos pueden estar destinados a asegurarse esas divisas.
Suecia, en tanto, dijo que reducirá el ritmo de su asistencia financiera a Afganistán, pero el Reino Unido dijo que incrementará en un 10% la destinada al desarrollo y propósitos humanitarios, pero que los talibanes no recibirán nada de la plata que va para seguridad.
Los talibanes iniciaron su ofensiva en mayo pasado, luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara planes para retirar de Afganistán todas las tropas de su país para fines de este mes.
Biden defendió el lunes la decisión de salir de Afganistán, prometió defender los derechos de las mujeres afganas y dijo que «miles» de ciudadanos estadounidenses y afganos que habían colaborado con Washington serán evacuados en los próximos días.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que elaboró planes para albergar de manera temporal a hasta 22.000 afganos y sus familias en tres instalaciones militares en Afganistán.
Estados Unidos envió 6.000 soldados para asegurar el aeropuerto de Kabul y evacuar a unos 30.000 estadounidenses y a civiles afganos que colaboraron con los norteamericanos como intérpretes o en otras funciones.
España, Alemania, Francia, Holanda, el Reino Unido y varios otros países trataban de acelerar la repatriación de sus ciudadanos.
Francia evacuó a varias decenas de personas de Kabul en un avión militar que aterrizó luego en una base aérea francesa en Abu Dhabi, en Emiratos Árabes Unidos, informó el Ejército, que publicó imágenes del proceso en el aeropuerto de Kabul.
En un plano más político, Rusia dijo que veía señales positivas de los talibanes y que consideraba eficaces sus esfuerzos para garantizar el orden en las calles y evitar saqueos ante el vacío de poder y el desbande del Ejército y la policía.
«El hecho de que los talibanes en Kabul proclamen y demuestren en la práctica su disposición a respetar las opiniones de los demás, es, a mi modo de ver, una señal positiva», dijo el canciller ruso, Serguei Lavrov.
Lavrov reiteró que Rusia no tenía prisa por reconocer a los talibanes como el nuevo Gobierno de Afganistán.
China, mientras tanto, acusó a Estados Unidos por el «terrible caos de disturbios, división y familias rotas» en Afganistán, pero señaló su disposición de cooperar con los talibanes y continuar sus relaciones «amistosas y cooperativas» con el país vecino.
«La fuerza y el papel de Estados Unidos es la destrucción, no la construcción», dijo la vocera de la Cancillería china Hua Chunying en una rueda de prensa.
Turquía, el único país musulmán miembro de la OTAN, dijo que consideraba «positivos» los mensajes enviados por los talibanes y que se habían llevado a cabo contactos con el movimiento islamista.
Pakistán, uno de los únicos tres países que reconoció el anterior Gobierno de los talibanes, dijo que esta vez solo lo hará tras consultar con las potencias regionales y mundiales.Télam.