Madrid.-La inflación en España escaló en marzo hasta el 9,8 % respecto al mismo mes del año anterior, 2,2 puntos por encima de la tasa registrada en febrero (7,6 %) y la más alta desde 1985, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los datos adelantados este miércoles correspondientes al índice de precios de consumo (IPC) reflejan que este significativo aumento se debe a las subidas generalizadas en la mayoría de sus componentes, sobre todo de la electricidad, cuyos precios han alcanzado récords en España; los carburantes y combustibles, cuyo encarecimiento se ha agudizado tras la invasión de Rusia en Ucrania; y los alimentos y bebidas no alcohólicas.
La inflación subyacente, que no incluye ni alimentos frescos ni energía, registró un repunte de cuatro décimas en marzo, hasta colocarse en el 3,4 %, la más alta desde septiembre de 2008.
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, destacó que este repunte “en un 73 %” es atribuible al impacto de la guerra en Ucrania, “por el desbocado precio de la energía y los alimentos no elaborados”.
En este marco, los trazos gruesos de las nuevas ayudas para amortiguar el impacto económico de la invasión rusa, significan que se desembolsará 6.000 millones en medidas directas y 10.000 millones en préstamos con garantía estatal para ayudar a empresas y familias a reducir la factura energética, subidas en los combustibles, detener la actualización de alquileres y de este manera hacer frente a la inflación.
La política de choque del Ejecutivo, luego de cierta inercia que comenzó a inquietar la vida pública en el país, busca reaccionar frente a la huelga de transportistas y el enfrentamiento con todos sus aliados por el giro en la posición sobre las relaciones con el Sáhara de Pedro Sánchez y su equipo de gobierno.
Ante las críticas, el Ejecutivo debió responder que la espera en las definiciones fue producto de las negociaciones que eran necesarias establecer en la cumbre extraordinaria de la OTAN y la Unión Europea en Bruselas. Una vez lograda la autorización en Bélgica, Pedro Sánchez compareció con el portugués Antonio Costa para explicar que habían llegado a pedir una autorización a la “excepción ibérica” para poder bajar el precio de la luz en la península.
Ante una inflación galopante, lo más complejo de las conversaciones fue lograr acuerdos entre los socios de gobierno. Los funcionarios socialistas y “podemistas” negociaron los instrumentos, que tienen algunas propuestas claramente del partido que conducía Pablo Iglesias, como el tope del 2% a los aumentos de los alquileres o la prohibición de despidos, al menos durante los próximos 90 días, plazo que tiene este paquete.
Una manifestación de transportistas en protesta por los altos precios del combustible, en Madrid. A pesar de los 20 centavos de euros de bonificación, previo a la ayuda se registró un «retoque» en los surtidores de 5 céntimos.
Una manifestación de transportistas en protesta por los altos precios del combustible, en Madrid. A pesar de los 20 centavos de euros de bonificación, previo a la ayuda se registró un «retoque» en los surtidores de 5 céntimos.
Aunque, a partir de la publicación este miércoles en el Boletín Oficial Español (BOE), el paquete de ayuda entrará en vigor el 1 de abril, será recién en un mes cuando deba tener tratamiento en el Congreso de los Diputados. Incluso con un nuevo sistema de fuerzas, o al menos lo que sucederá con la salida de Pablo Casado y la llegada de Alberto Núñez Feijóo al liderazgo del Partido Popular (PP).
El gran decreto con medidas económicas urgentes de 6.000 millones de euros que aprobó ayer el Consejo de Ministros será además una oportunidad para ver el nivel o no de fragmentación política en España. A la espera de estas cuatro semanas para el debate parlamentario y su votación, el PSOE y el PP no se han dado tregua mostrando diferencias públicas sobre los instrumentos, aunque las especulaciones políticas apuntan que frente a la crisis que afronta la sociedad será difícil no acompañar el plan.
Mientras el terreno político tiene su lógica, la eficacia de las medidas tiene la propia. El anuncio del Gobierno sobre la extensión de la bonificación en el precio de los combustibles a toda la población tuvo este martes una pronta respuesta en los surtidores de combustibles españoles. En apenas 24 horas, el precio de la gasolina y del diésel mostró un incremento por encima de los cinco centavos por litro, de acuerdo al relevamiento de la Secretaría de Estado de Energía. Cuando faltan conocer los detalles de cómo se compensará la reposición de tanques a los dueños de las estaciones de servicio, este aumento mella la ayuda de 20 centavos que dispuso el ministerio de Hacienda junto a las petroleras.
Este “retoque”, en contra de la bonificación en los combustibles, podrá renovar un endurecimiento en la postura de los transportistas, quienes paralizaron la logística del país en los últimos días. El paquete dispuso acciones específicas para el sector del transporte (450 millones además de las ayudas para el combustible), la pesca (68 millones) y la agricultura (362 millones), que están sufriendo la suba de un insumo como los combustibles, los fertilizantes y los alimentos para animales.
El anuncio de la rebaja sin la correspondiente explicación técnica tensionó el lunes al sector de los combustibles. La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), que representa a los propietarios de los comercios de reposición de combustibles, pidió al Ejecutivo que “clarificara” con urgencia y celeridad cómo se iba a adoptar la medida anunciada unas horas antes tras el temor que había desatado entre muchos de sus asociados.
La inflación empezó a crecer durante julio de 2021, en parte debido a la crisis que provocó la pandemia del coronavirus, alcanzado cifras muy elevadas desde diciembre del año pasado. Pero la disparada final está relacionada a las tensiones por el conflicto en Ucrania.
Para el Instituto Nacional de Estadísticas español, en su comunicado; “esta evolución es debida a subidas generalizadas en la mayoría de sus componentes. Entre ellos cabe señalar los incrementos de los precios de la electricidad, los carburantes y combustibles y los alimentos y bebidas no alcohólicas, mayor este mes que en marzo de 2021″.
Este miércoles, el influyente grupo de economistas que asesora al Gobierno alemán ha revisado su previsión de crecimiento para Alemania en 2022 del 4,6% al 1,8% debido a la guerra en Ucrania. El comité, conocido como “los sabios”, también espera que la inflación alcance un máximo del 6,1 % este año antes de caer al 3,4 % en 2023, cuando se espera que el crecimiento del PIB repunte al 3,6 %, según un comunicado de prensa.
Previendo que la suba de precios golpe a toda la eurozona, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo este miércoles que “enfrentaremos una inflación más alta y un crecimiento más lento en el corto plazo”, durante una conferencia organizada por el banco central de Chipre.
“Cuanto más dure la guerra, mayores serán los costos económicos y mayor será la probabilidad de que enfrentemos escenarios más adversos. Los hogares, más pesimistas, podrían reducir su gasto y la inversión empresarial también podría sufrir, agregó.