El hijo del dictador Marcos asumió la Presidencia de Filipinas

Manila.-El hijo del fallecido dictador de Filipinas Ferdinand Marcos fue nombrado este jueves presidente, completando décadas de esfuerzos para devolver a su familia a la cumbre del poder de este país del sureste asiático.

En una ceremonia en el Museo Nacional de Manila junto a cientos de dignatarios, periodistas y seguidores, Ferdinand “Bongbong” Marcos Jr, de 64 años, juró el cargo y homenajeó los 20 años de mandato de su padre, marcados por la corrupción y los abusos de derechos.

“Una vez conocí un hombre que vio qué poco se había conseguido desde la independencia. Y él lo hizo”, dijo tras el juramento. “Así será con su hijo. No recibiréis excusas de mi parte”, añadió.

Marcos Jr ganó sobradamente las elecciones del mes pasado, protagonizando la mayor victoria de un contendiente desde la revuelta popular que su padre fuera derrocado por una revuelta popular en 1986.

Marcos Jr ganó sobradamente las elecciones del mes pasado gracias a una alianza con el mandatario saliente, Rodrigo Duterte, cuya hija fue elegida vicepresidenta

Marcos Jr ganó sobradamente las elecciones del mes pasado gracias a una alianza con el mandatario saliente, Rodrigo Duterte, cuya hija fue elegida vicepresidenta

Marcos sucede en la presidencia a Rodrigo Duterte, muy popular en el país pero de dudosa reputación internacional por el despliegue de una mortífera guerra contra las drogas y la amenaza de asesinar a presuntos narcotraficantes cuando deje el cargo.

Más de 15.000 policías, soldados y personal del cuerpo de guardacostas fueron desplegados en Manila para la inauguración, a la que asistieron el vicepresidente chino Wang Qishan o al segundo caballero de Estados Unidos, Douglas Emhoff, esposo de la vicepresidenta Kamala Harris.

Antes de la jura, Duterte recibió a Marcos Jr en el palacio presidencial de Malacañán, la residencia que la familia del dictador tuvo que abandonar apresuradamente hacia el exilio hace 36 años.

Antes enemistadas -Duterte llamó “débil” a Marcos-, ambas dinastías se aliaron para estas elecciones en las que el hijo del dictador se presentó de la mano de la hija del presidente, Sara Duterte, elegida vicepresidenta.

Con los precios al alza y una economía devastada por el covid-19, el nuevo presidente ha hecho de sus prioridades contener la inflación, impulsar el crecimiento y aumentar la producción alimentaria.

Incluso ha tomado la decisión de nombrarse secretario de Agricultura para asumir personalmente la gestión de este sector plagado de problemas.

En la carpeta internacional, el nuevo presidente ha abogado por defender los derechos de Filipinas en el disputado mar de China Meridional, que Beijing reclama casi enteramente, pero ha dado pocos detalles sobre cómo alcanzará sus objetivos o qué tipo de liderazgo desplegará.

Aparentemente más educado y más abierto a los negocios que Duterte, Marcos Jr desplegó antes de las elecciones una amplia campaña de desinformación en redes sociales para reparar la imagen de su familia y hacer olvidar 20 años de corrupción y abusos de derechos humanos.

Muchos esperan que “Bongbong” sea menos violento y más predecible que Duterte, pero los activistas y la Iglesia temen que use su avasalladora victoria para atrincherarse en el poder.

“El rechazo de Marcos Jr a reconocer los abusos y los errores del pasado, alabando la dictadura como ‘años dorados’, hacen muy probable que continúe su oscuro legado en su mandato”, advirtió la alianza de izquierdas Bayan.

Marcos Jr ya nombró a casi todos los miembros de su gobierno, aunque se prevé que su asesor más influyente sea su mujer Louise.

El presidente de la Confederación de Empleadores de Filipinas, Sergio Ortiz-Luis, dijo que el país dispone de “una gran oportunidad de avanzar hacia adelante” con el nuevo presidente.

A diferencia de Duterte, que se distanció de Estados Unidos y se acercó a China, Marcos Jr dijo que quiere una relación equilibrada con ambas potencias que se disputan la influencia en el Pacífico.

El mes pasado definió su política internacional con la frase “amigo de todos, enemigo de nadie”.

Y aunque ha respaldado la mortífera guerra antidroga de Duterte, que ha matado a miles de personas sobre todo pobres, es improbable que la aplique agresivamente.

“La élite política de Filipinas está preparada para pasar página de la violencia de la guerra antidroga”, dijo Greg Wyatt, de PSA Philippines Consultancy. “La guerra antidroga ha atraído suficiente atención negativa”.Infobae.

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