Elecciones anticipadas en Francia: Macron avisa que no va a renunciar “sea cual sea el resultado”

París.-Horas dramáticas, peligrosas y frenéticas en Francia, tras la decisión presidencial inconsulta de disolver la Asamblea Nacional.

El presidente Emmanuel Macron gatilló elecciones legislativas anticipadas, para hacer frente a la ultraderecha y su triunfo anunciado en las elecciones europeas, con la esperanza de que no estén preparados con suficientes candidatos para ganarlas el 30 de junio y el 9 de julio, tan cerca de los Juegos Olímpicos de París.

Macron dejó de un plumazo a sus pares y a los otros diputados sin sus bancas en la Asamblea Nacional, ante un panorama político muy difícil. En estas horas, los sondeos dan a Reagrupación Nacional a la cabeza y a su líder, Jordan Bardella, caminar derecho a una cohabitación como primer ministro con Macron. Un hecho inédito en Francia.

Macron descartó dimitir de la presidencia de la República, «cualquiera que sea el resultado», al final de las elecciones legislativas. Fue su inmediata respuesta a la hipótesis de que el partido heredero de Jean Marie Le Pen pediría su salida si ganan las elecciones.

“No es la RN quien escribe la Constitución, ni el espíritu de la misma está claro. El lugar del presidente, sea cual sea el resultado, también lo está para mí”, declaró el Presidente de la República.

La conferencia de Emmanuel Macron, prevista para este martes por la tarde, ha sido aplazada hasta el mediodía del miércoles. En esta ocasión, el presidente «indicará el rumbo que cree adecuado para la Nación».

Cuando los diferentes partidos políticos realizan inverosímiles acuerdos de urgencia, Macron está convencido de que la disolución era indispensable y lleva pensándolo desde el inicio del año. Una recomendación del ex presidente Nicolás Sarkozy, con quien tiene una buena relación.

«La clarificación política solicitada el domingo por el Presidente de la República está en marcha. Las fuerzas republicanas, por un lado, y las fuerzas extremistas, por el otro, se están posicionando», opinan, desde el entorno del Jefe de Estado, en el palacio del Eliseo.

Los diputados macronistas no están contentos. Ya estaban molestos con su secretismo y ese aire hiper presidencialista o de “emperador napoleónico”, como lo definen muchos de sus pares. Con esta decisión inconsulta, no serán pocos los que perderán sus bancas y su trabajo político. Leyes como las de Nueva Caledonia o el fin de la vida, que se estaban debatiendo antes de la disolución, serán una pila de papeles muertos.

“No entiendo cómo pude dar siete años de mi vida a alguien tan egoísta”. Esta frase repite en la Asamblea Nacional, donde sus diputados estaban cansados de su egocentrismo y su secretismo. No ven a Macron como un político tradicional.

La conmoción entre sus filas se sumaba a un largo resentimiento. El 31,37 por ciento de Reagrupación Nacional contra el 16,40 a los Renacentistas no sorprendió a los diputados oficialista.

Los dejó atónitos la riesgosa decisión y la “jupiteriana” idea presidencial que podría dar vuelta la elección legislativa antes de los Juegos Olímpicos. En un país cargado de bronca por el alza astronómica del costo de vida, de los combustibles, los servicios, los migrantes, la imposibilidad de comprar una casa porque no hay créditos bancarios, la falta de lugar en la guardería para sus hijos en las familias que trabajan, la precariedad laboral de la clase trabajadora en las grandes empresas ante los costos sociales franceses.

El martes por la tarde, el Presidente de la República debía dar explicaciones en una conferencia de prensa frente al Elíseo. Trabajó en ello el lunes, delante de los tres líderes del partido de su bando -el canciller Stéphane Séjourné, su aliado centrista François Bayrou y el primer ministro Édouard Philippe-, a quienes reunió en el palacio presidencial. Pero la postergó para el miércoles.

Para ganar las peligrosas elecciones legislativas anticipadas que provoca, el 30 de junio y el 7 de julio, cuenta con sus tropas para movilizar a los votantes, ampliar la mayoría de derecha e izquierda y advertir contra los “100 mil millones de euros de gasto público adicional”, previstos por el programa lepenista.

A la hora de votar, lo importante es “no perder el tiempo”, resumió Gérald Darmanin el lunes en el programa “20.00 horas” de TF1. “Representamos la única fuerza que puede vencer a la extrema derecha”, añadió el ministro del Interior.

Macron nunca hizo política antes de ser el secretario del Elíseo con el socialista François Hollande, a quien traicionó desde adentro para comenzar a formar su partido. Le falta la percepción de la calle, que a los políticos consuetudinarios les sobra.

Como un jugador de poker que apuesta todo, el presidente ha puesto en juego todo su sistema y el de Francia. Una partida institucionalmente riesgosa para Francia, con guerra en Ucrania, el presidente insistiendo que las tropas francesas pueden entrenar a los ucranianos o eventualmente participar, si es necesario, en la guerra.

Los franceses no quieren ese escenario. Los resultados de los europeas fueron un voto de protesta y de alerta contra esas posiciones narcisistas, que los franceses saben que su país no puede ni quiere llevar adelante. Lo consideran peligroso y económicamente inviable.

Al menos por los diputados de su mayoría, repentinamente privados de su mandato dos años después de su elección en 2022, y obligados a volver a poner sus escaños en juego durante las peligrosas elecciones legislativas anticipadas, el 30 de junio y el 7 de julio.

Macron pensó su decisión solo. La consultó con su esposa Brigitte, su principal asesora política. A sus diputados propios, sus futuras victimas, jamás les preguntó. Fue una brutal sorpresa de domingo a la noche.

Antes de las elecciones europeas, el presidente está obsesionado con una idea: salir de la trampa de la mayoría relativa, que está perturbando un mandato de cinco años, que se espera dure otros tres. El invierno pasado, retomó su idea de una alianza con una parte de la derecha, ya formulada poco después de su reelección, en 2022, pero abortada por falta de impulso entre los republicanos.

El 7 de marzo, Emmanuel Macron tuvo una cena discreta con Gérard Larcher. Le planteó al presidente del Senado la idea de una coalición. El rumor sobre el nombramiento de Larcher en Matignon creció en los círculos políticos en las semanas siguientes.

“Macron nunca ofreció nada a Larcher, que se cayó de la silla cuando Macron lo llamó el domingo para informarle de la disolución”, asegura un amigo cercano del presidente del Senado.

La negativa de Gérard Larcher a cualquier acercamiento entre Los Republicanos (LR) y el bando presidencial la semana pasada reforzó a Emmanuel Macron en su idea de barajar las cartas, en caso de un fracaso aplastante en las elecciones europeas.

El ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, creador y todavía mecenas del partido Renacimiento, tenía preparado un “plan de disolución” desde los albores de este segundo mandato quinquenal, que permitía lanzar inmediatamente una nueva campaña legislativa. El secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, en línea con la decisión presidencial. Todos ellos consultores del hermético presidente.

“Realmente hay dos Francia”, creen en el Elíseo. La de los excitados en París y la del país profundo, que aspira a la tranquilidad y no le gusta el desorden. En el Elíseo, se cree que el simple hecho de destituir esta Asamblea tan propensa al ruido, a la furia y a los insultos podría favorecer al presidente.

El artículo 12 de la Constitución de 1958 permite al Presidente de la República disolver la Asamblea Nacional a su conveniencia.

Mientras que la Tercera República ya no lo practica tras la crisis del 16 de mayo de 1877 y la Cuarta sólo tiene una aplicación (2 de diciembre de 1955), la Quinta República lo convierte en una elección discrecional del presidente, exenta de refrendo. Sólo debe “consultar” al Primer Ministro y a los presidentes de las asambleas, sin estar vinculado por sus opiniones.

La primera vuelta deberá celebrarse entre 20 y 40 días después de la disolución (el día 20 aquí cae el 29 de junio).

Se suponía que el mandato de cinco años, combinado con elecciones legislativas poco después de las presidenciales, garantizaría la coherencia entre las elecciones presidenciales y legislativas, inmunizando a la República contra el riesgo de cohabitación.

Pero 2022 desafió las predicciones, al otorgar a la Asamblea Nacional una mayoría presidencial relativa. Esto dio lugar a violentos debates parlamentarios que expusieron al ejecutivo a una inseguridad de la que había estado protegido hasta entonces.

La disolución del 9 de junio no resuelve en modo alguno este peligro. Al contrario, rompe la lógica del calendario del quinquenio.Clarín.