Asunción, Agencia IP.- El principal riesgo para las democracias latinoamericanas radica en su incapacidad para ofrecer soluciones efectivas a problemas estructurales como la desigualdad económica y social, que también se refleja en la inequidad, en términos económicos, sociales, políticos y de acceso a justicia; enfatizó el académico brasileño, Creomar Lima De Souza.
Fue durante su participación en el inicio de la cuarta edición anual del programa Plaza Pública Dende, con la moderación de Yan Speranza.
Lima De Souza es historiador, catedrático, experto en relaciones internacionales y también es miembro de la Fundación Dom Cabral. En esta ocasión, ofreció un análisis sobre los desafíos globales y locales para las democracias ante el ascenso del populismo.
“El principal elemento de riesgo para las democracias en América Latina hoy es la incapacidad que muchos de nuestros modelos políticos tienen de proveer soluciones eficaces y mínimamente veloces para los grandes problemas o los problemas que son estructuralmente puestos en sociedades como la brasileña, paraguaya, argentina o uruguaya”, señaló Lima De Souza.
Esta falta de respuesta ha generado un sentimiento de desconfianza hacia el Estado, particularmente entre los sectores más vulnerables. “La inequidad, en términos económicos, sobremanera, sociales, políticos y de acceso a justicia, crea en la mayoría de las personas, sobre todo en las más pobres, una percepción de que el Estado no fue creado para ellas, sino para aquellas que desean aferrarse al poder”, argumentó.
En otro momento, el profesor aludió al desafío de la “batalla comunicacional” contra los grupos que amenazan los edificios democráticos de América Latina en la actualidad. Refirió a la capacidad de los actores populistas para comunicarse directamente con las masas, utilizando la tecnología para difundir mensajes que a menudo desafían la lógica institucional.
A su juicio, las democracias en la región carecen de la agilidad comunicacional necesaria para contrarrestar estas narrativas. «El dilema es que no podemos censurarlos, pero necesitamos que la población tenga el equipaje mental para entender las consecuencias de sus elecciones», apuntó.
El catedrático comparó la situación en América Latina con el reciente referéndum del Brexit, donde muchos votantes optaron por salir de la Unión Europea sin una alternativa clara, lo que resultó en una crisis inmediata de suministros. Este fenómeno, argumentó, refleja una tendencia peligrosa: la destrucción de mecanismos democráticos sin una planificación adecuada para el futuro.
En el mismo sentido, advirtió que el proceso de degradación institucional podría llevar a una crisis sin precedentes. «Si las instituciones se debilitan, no habrá nada que recoger el día siguiente», aseguró.
Para contrarrestar esta tendencia, el profesor abogó por un enfoque proactivo en educación y diálogo. «Construir acciones de diálogo eficaces es crucial», apuntó.
Durante el espacio también se señaló que ganar elecciones es la primera parte de un proceso continuado de control de poder, que puede resultar den una degradación de la democracia, en el sentido de que la democracia liberal, más plena, se cambia por una democracia electoral.
La disputa electoral, tanto en la derecha como en la izquierda son similares, pues el objetivo final es la permanencia en el poder y si sea posible, con una transformación derivada de todas las estructuras institucionales para que se permanezca en el poder.
Educación y diálogo
Como conclusión, Yan Speranza expresó que el diálogo sobre la democracia liberal y sus desafíos en la actualidad refleja una necesidad urgente de revisión y adaptación. La precariedad del orden democrático en América Latina, exacerbada por la retórica populista, requiere una respuesta que priorice la educación y la construcción de puentes entre diferentes sectores de la sociedad. Sin este esfuerzo, el riesgo de una degradación continua de las instituciones democráticas se vuelve una realidad inminente, insistió.
Previamente, el presidente de Dende, Alberto Acosta Garbarino, subrayó la relevancia del diálogo democrático, enfatizando que la crisis no es solo económica, sino también de gobernanza y valores. El objetivo de estos espacios es que “la conversación profundice en cómo los ciudadanos y líderes pueden afrontar estos desafíos y trabajar hacia un futuro más estable y participativo”, afirmó.