Asunción, Agencia IP.- Haría falta escribir grandes volúmenes de libros para abarcar la inmensidad del legado cultural franciscano en el Paraguay, y aún así, probablemente, no sería exhaustivo. Cada 4 de octubre, en diferentes rincones de la patria, y en infinidad de barrios de las grandes ciudades y la capital, Asunción, se celebra a San Francisco. Pueblos, ciudades, templos, capillas, llevan el nombre del santo nacido en Asís, Italia, (1182-1226).
El sacerdote franciscano Marcelino Aquino Correa (43), conocido simplemente como Fray Marcelino por los parroquianos, es el guardián del convento de San Francisco, de la parroquia principal que está en Asunción, sobre la calle Herrera casi Caballero. «Los frailes del Convento San Francisco somos Fray Marcelino Aquino Correa, guardián, Fray Fredy Fernández, Párroco y Fray Juan Núñez, Vicario parroquial», informa. Fray Marcelino es oriundo de Obligado, Itapúa, y es sacerdote desde hace 23 años. Es responsable de la animación de la Fraternidad, acompaña las misas, realiza confesiones, capellanías a las hermanas Hijas de María Auxiliadora. También acompaña al Colegio Santa Clara de Asunción y al Colegio Sagrada Familia de Lambaré. Ejerce la docencia en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Tiene una amplia formación académica, además de sus estudios sacerdotales, que incluye licenciaturas, posgrados en Filosofía, Teología, y estudios en Córdoba y Buenos Aires, Argentina.
¿Cómo se prepara la Fiesta en la Parroquia San Francisco de Asunción?
El 4 de octubre es la fiesta de San Francisco de Asís, patrono de la parroquia y fundador de la Orden de los Frailes Menores. San Francisco es un hombre cristiano del silo XIII, nacido en 1182 y fallecido el 3 de octubre de 1226. A él se le debe la existencia de la familia franciscana y todo el movimiento franciscano. San Francisco fue un laico que en el siglo XIII recibió el don para que la Iglesia vuelva al espíritu propio del Evangelio, por eso su título de Hombre Evangélico. Junto a Santo Domingo de Guzmán, ha realizado un gran cambio en la Iglesia, para retornar a Jesucristo pobre y crucificado. Llamó la atención de la política de su tiempo, para escuchar el evangelio y encarnar a Cristo en la propia vida y a partir de allí, ir al encuentro de la gente. Instó a entrar en uno mismo, contemplar a Dios y luego, ir al encuentro del hermano.
El pasado 17 de septiembre de 2024, los franciscanos celebramos en todo el mundo los 800 años de la estigmatización de nuestro padre y hermano San Francisco de Asís, bajo el lema: “De las llagas a la vida eterna”.
Según las fuentes hagiográficas, San Francisco, después de un período de intensa actividad apostólica, se retiró al monte Alverna para una cuaresma de ayuno y oración. En este ambiente de silencio y contemplación, tuvo un encuentro místico con el Serafín alado, recibiendo los estigmas como signo de su profunda unión con Cristo.
San Francisco es el hombre de la Paz. Su poesía, en el cántico de las criaturas, alaba a Dios en toda su creación.
Tras la culminación del novenario, el día 3 de octubre a las 18:30 se recuerda su muerte. El 4 de octubre, Solemnidad de San Francisco, se inicia el día con la misa de las 06:15 horas. Al mediodía. 12:00, se tiene otra misa. A las 17:30 horas, la procesión por las calles de la parroquia. A las 19:00 horas, la misa central presidida por Monseñor Vincenzo Turturro, Nuncio Apostólico de su Santidad el Papa Francisco. También se sorteará la rifa de San Francisco, cuya recaudación es para la caridad.
Durante todo el día 4 de octubre, sobre la calle Herrera hay feria gastronómica organizada por los parroquianos con fines benéficos: Desayuno, almuerzo y stands. Desde luego, habrá confesiones a toda hora y bendiciones.
¿Cómo está enraizada la cultura franciscana en Paraguay?
La cultura paraguaya está muy marcada en la espiritualidad franciscana. Ello se percibe más fuerte aún en la zona de Guairá y Caazapá, donde le gente conserva la cultura del “a buen tiempo”, la solidaridad, cordialidad y empatía. Otra expresión es la devoción a la Santa Cruz, muy extendida y que alcanza su cúlmen, el 3 de mayo.
La devoción a María Santísima, en su inmaculada, pura y limpia concepción de Caacupé, también es un legado franciscano. Fray Luis de Bolaños, en su evangelización en la primera reducción franciscana de Altos, en 1580, fue quien promovió la escuela escultórica en barro, presente hasta hoy en Tobati y Atyra. La Virgen de Caacupé es franciscana. La evangelización franciscana se fue culturizando en nuestro pueblo.
Necesitamos redescubrir esa cultura francisana paraguaya, esa dimensión fraternal; la búsqueda de la paz y la justicia, el “techakuaa”, la vida austera, sobria, que no pone énfasis en el materialismo, sino que ve los bienes al servicio de la dignidad del ser humano.
¿En qué está poniendo énfasis los franciscanos en Paraguay, actualmente?
Una de las misiones en la que estamos trabajando en este tiempo es la de recuperar la memoria de los primeros evangelizadores franciscanos en Paraguay. Fray Luis de Bolaños evangelizó durante cuarenta años. Inició sus andanzas misioneras en 1775 y las concluyó en 1629 en Buenos Aires. A fray Luis de Bolaños se le debe la creación de la palaba “reducciones” para hacer referencia a los pueblos donde se evangelizaba. Después, el concepto fue extendido a otros misioneros.
Los pueblos fundados por los franciscanos fueron San Lorenzo de los Altos, Atyrá, Tobatí, Yaguarón, Guarambaré, Yuty, Ypané y el corolario de la acción evangelizadora fue Caazapá en 1607.
Y en este afán de recuperación de la memoria tenemos a uno de los hijos de esta tierra que ha sido primer mártir cristiano, protomártir, Fray Juan Bernardo, que nació en 1570 y fue martirizado el 2 de junio de 1594.

¿Podría contarnos algo más de Fray Juan Bernardo?
Raúl Molina en su libro “Los Franciscanos en el Paraguay y Río de la Plata”, señala algunos calificativos usados por historiadores que trataron de conocer las raíces de Juan Bernardo llamándolo: “como yuyo silvestre, crecido sobre terrón de tierra virgen, ha pasado a la historia huérfano y solitario» .
Como era costumbre, durante la ceremonia de toma de hábito el religioso recibía un nombre que iba seguido al de la pila bautismal; Juan Colman recibió el de fray Juan de San Bernardo, o comúnmente, Juan Bernardo. Su amigo Gabriel tomó el nombre de la Anunciación y lo llamaban fray Gabriel de la Anunciación, sin apellido. En el caso de Juan Bernardo, quien murió a los 24 años de edad, con el pasar del tiempo, y como era costumbre, la Orden franciscana dejó de nombrar el apellido del mártir mestizo-guaraní.
Estamos en los pasos previos con acciones concretas en favor de la canonización de Fray Juan Bernardo. Hemos relanzado la oración de canonización, y una biografía para que se lo conozca. Estamos también con presencia misionera en el lugar de su martirio, Jahapety, que lleva el nombre de Fray Bernardo. Allí, en ese espacio rural, viven actualmente los hermanos, llevando la espiritualidad franciscana, y recuperando costumbres de vida sencilla. A la catequesis, acompañamos, promoviendo las huertas familiares, la cría de animales de granja, como gallinas. Son pequeñas luces para nuestro tiempo en memoria de Fray Juan Bernardo, emulando la evangelización de los primeros tiempos que se encarnaba en realidades concretas.
De esa manera, Fray Marcelino nos contó de San Francisco, con elocuencia, sencillez y transmitiendo sentimientos de gran compromiso con los carismas de San Francisco de Asís.
Texto: María Luisa Ferreira