Beirut.-El papa León XIV inició su primera jornada completa en Líbano este lunes con un llamado a la paz y la coexistencia religiosa en un contexto marcado por la inestabilidad regional.
El pontífice, oriundo de Estados Unidos y el primero de su nacionalidad en la historia de la Iglesia, acudió al monasterio de San Marón en Annaya, a unos 40 kilómetros de Beirut, donde rezó silenciosamente en la tumba de san Charbel Makhlouf, ermitaño maronita venerado entre cristianos y musulmanes.
Durante la breve ceremonia, León ofreció una lámpara al monasterio como símbolo de luz y esperanza, según sus propias palabras recogidas en francés: “Hermanas y hermanos, hoy encomendamos a la intercesión de san Charbel las necesidades de la Iglesia, Líbano y el mundo… Para el mundo, pedimos paz. La imploramos especialmente para Líbano y para todo el Levante”.
La llegada de León XIV al país mediterráneo estuvo marcada por la presencia de miles de fieles que se alinearon bajo la lluvia a lo largo de su trayecto desde Beirut hasta Annaya, ondeando banderas libanesas y del Vaticano y lanzando pétalos de flores y arroz al paso del papamóvil cubierto. El monasterio de San Marón, ubicado en una colina con vistas al mar Mediterráneo, recibe anualmente a cientos de miles de peregrinos que acuden a rezar a la tumba de san Charbel, conocido por presuntas curaciones milagrosas tras la oración de los fieles.
Tras la visita al monasterio, León XIV se desplazó a la ciudad de Harissa, sede principal de la Iglesia maronita en Líbano, donde fue recibido por sacerdotes, monjas y una multitud que coreaba “Viva il Papa” y buscaba acercarse al pontífice. Más adelante, el papa tenía previsto presidir un encuentro interreligioso con líderes cristianos y musulmanes en la capital, reforzando su mensaje de convivencia pacífica y esperanza en medio de las tensiones políticas internas y los conflictos cercanos, especialmente en Gaza.
El contexto local está fuertemente condicionado por la división provocada tras la guerra del año anterior entre Hezbollah e Israel, que dejó profundas secuelas materiales y sociales en Líbano. El propio trayecto del papamóvil estuvo resguardado por tropas libanesas, subrayando la tensión que atraviesa el país mediterráneo tras años de crisis económica, estancamiento político y la devastadora explosión en el puerto de Beirut en 2020.
En la Basílica de Nuestra Señora del Líbano, el reverendo Youssef Nasr, secretario general de las Escuelas Católicas en Líbano, expresó que la visita papal proporciona “un nuevo impulso a los libaneses para levantarse y aferrarse a su país”, subrayando la importancia del gesto en un momento de marcado pesimismo nacional. Para el cierre del día, León XIV tenía programada una multitudinaria reunión con jóvenes en Bkerki, sede patriarcal maronita, donde pretendía animarlos a mantenerse en el país pese a los desafíos y la emigración persistente.
El papa arribó el domingo a Líbano desde Turquía, donde comenzó su primera gira internacional. En su discurso de bienvenida desafió a los líderes políticos libaneses a superar sus diferencias para convertirse en agentes de paz y exhortó especialmente a los cristianos libaneses a permanecer en el país, aludiendo al éxodo que ha afectado a las comunidades cristianas en Irak y Siria durante la última década. Actualmente, los cristianos representan un tercio de los cinco millones de habitantes de Líbano, cifra que otorga al país el porcentaje más alto de población cristiana de Oriente Medio y mantiene un singular pacto constitucional que reserva la presidencia a un cristiano maronita, convirtiéndolo en el único país árabe con un jefe de Estado cristiano.
En las inmediaciones del monasterio de san Charbel, la peregrina May Noon afirmó la resiliencia de la comunidad cristiana: “Nadie puede arrancarnos de este país, debemos vivir en él como hermanos porque la Iglesia no tiene enemigo”. El obispo Antoine-Charbel Tarabay, que viajó desde Australia acompañado de 60 miembros de la diáspora libanesa, enfatizó la necesidad de apoyar a los jóvenes y familias para que permanezcan en Líbano y agradeció la decisión del papa de incluir al país en su primer viaje. “Decidió decir que aquí tenemos gente que sufre, tenemos jóvenes que están muy al borde de la desesperación… Tengo que ir allí y decirles ‘No están olvidados’”, señaló Tarabay, resumiendo el propósito central que la visita busca transmitir.Infobae.
