Dublín.- Francisco cerró ayer su viaje a Irlanda con un fuerte mea culpa que inesperadamente hizo antes de celebrar una multitudinaria misa ante cientos de miles de personas.
En un viaje marcado a fuego por el horror de miles de casos de abusos , al margen de volver a manifestar entonces su vergüenza por los crímenes perpetrados aquí por curas y monjas en el siglo pasado y pedir perdón por ellos, volvió a reiterar su determinación «para que nunca más esto suceda y para que se haga justicia».
«Ayer, estuve reunido con ocho personas sobrevivientes de abuso de poder, de conciencia y sexuales. Recogiendo lo que ellos me han dicho, quisiera poner delante de la misericordia del Señor estos crímenes y pedir perdón por ellos», arrancó Francisco, sorprendiendo a todos los presentes en el parque Phoenix de esta capital con un virtual acto penitencial. «Pedimos perdón por los abusos en Irlanda, abusos de poder y de conciencia, abusos sexuales por parte de miembros cualificados de la Iglesia», dijo, volviendo a enfrentar en forma directa, explícita y más clara que nunca el tema que opacó su visita de 36 horas a este país profundamente herido.
«De manera especial, pedimos perdón por todos los abusos cometidos en diversos tipos de instituciones dirigidas por religiosos y religiosas y otros miembros de la Iglesia».
«Y pedimos perdón por los casos de explotación laboral a los que fueron sometidos tantos menores», agregó, en el único discurso en español que pronunció durante esta visita. «Pedimos perdón por las veces que como Iglesia no hemos mirado a los sobrevivientes de cualquier tipo de abuso con compasión, con búsqueda de justicia y verdad, con acciones concretas.
Pedimos perdón por algunos miembros de las jerarquías que no se hicieron cargo de estas situaciones dolorosas y guardaron silencio», siguió, aludiendo a la cultura del encubrimiento que reinó durante décadas en la Iglesia Católica, que antepuso su imagen a los más débiles.
«Pedimos perdón por los chicos que fueron alejados de sus madres y por todas aquellas veces en las cuales se decía a muchas madres solteras que trataron de buscar a sus hijos que les habían sido alejados, o a los hijos que buscaban a sus madres, decirles que ‘era pecado mortal’. ¡Esto no es pecado mortal, es cuarto mandamiento. Pedimos perdón!», clamó, refiriéndose al precepto que dice «honrarás a tu padre y a tu madre» y a las monjas que condenaban a las madres solteras como si fueran criminales.
El alegato del Papa fue un bálsamo para los irlandeses, que llegaron a la última cita masiva de Francisco con esperanza y entusiasmo. Pese a los nubarrones negros, las ráfagas de viento y la lluvia intermitente, estalló una fiesta y los fieles agitaron banderitas del Vaticano y de diversos países del mundo cuando Francisco llegó en el papamóvil a la verde explanada del inmenso Parque Phoenix, uno de los más grandes de Europa.
Allí, lo esperaban desde la mañana no solo irlandeses venidos desde toda la isla, sino también muchísimos peregrinos de todo el mundo que en los últimos días participaron del Encuentro Mundial de Familias, que tuvo con esta celebración su broche de oro.Lanacón.ar