Baja la tensión entre las dos Coreas, que cumplen con el acuerdo de ayer

Seúl.-Corea del Sur y Corea del Norte implementaron las primeras y más importantes medidas de un acuerdo alcanzado este lunes para resolver una escalada de tensión que había dejado a los dos países vecinos y rivales al borde de un conflicto armado.

Los altoparlantes surcoreanos que emitían mensajes contra el régimen de Kim Jong-un en la frontera, y que han sido la mayor fuente de tensión, se apagaron hoy al mediodía local, según lo estipulado por el pacto, alcanzado tras más de 40 horas de negociaciones, informó la agencia de noticias EFE.

El fin de las transmisiones por los altavoces llegó luego de que Corea del Norte, en un gesto altamente inusual, expresara su «pesar» por la explosión de dos minas que este mes mutiló a dos soldados surcoreanos cerca de la súper militarizada frontera común, aunque no las disculpas que exigía Seúl.

El acuerdo compromete a ambas partes a celebrar conversaciones «para mejorar las relaciones» y también a «llevar a cabo diálogos en el futuro y negociaciones sobre diversos temas», por lo que ha generado expectativas de abrir una histórica etapa de paz duradera en las relaciones bilaterales.

Por su parte, Corea del Norte se comprometió a levantar el «estado de casi guerra» declarado por Kim la semana pasada luego de que los países intercambiaran disparos de artillería a través de la frontera.

Las dos Coreas también convinieron en trabajar hacia una reanudación, el mes próximo, de familias separadas por la Guerra de Corea (1950-1953), y en celebrar conversaciones oficiales en Seúl o Pyongyang en una fecha a determinar.

No está claro cuánto durará la distensión, ya que las dos Coreas tienen una larga historia de promesas incumplidas y de permitir que la animosidad perturbe los logros de la diplomacia El acuerdo, que fue recibido con beneplácito por la ONU y Estados Unidos, se alcanzó durante intensas conversaciones en Panmunjom, una localidad de la frontera entre ambos países, que habían comenzado el sábado por la noche.

No está claro cuánto tiempo durará la distensión, ya que las dos Coreas tienen una larga historia de promesas incumplidas y de permitir que la animosidad perturbe los logros de la diplomacia.

Pero al menos en el corto plazo, el acuerdo constituye un importante alivio, ya que disipó temores de un enfrentamiento armado entre dos naciones que se mostraban igualmente reacias a ceder terreno ante la otra.

A diferencia de otras ocasiones, los negociadores enviados a Panmunjon han sido funcionarios de primer nivel, entre ellos el general más poderoso e influyente de Corea del Sur, Kim Kwan-jin, y el «número dos» norcoreano, el vicemariscal Hwang Pyong-so.

Pyongyang había negado su participación en la explosión de las minas. Corea del Sur reanudó la emisión de propaganda -luego de una interrupción de más de una década- en respuesta por los estallidos y las heridas sufridas por sus dos soldados.

La semana pasada, Seúl dijo que Corea del Norte lo atacó con disparos de artillería en represalia por el reinicio de la «guerra psicólogica». Pyongyang lo negó, pero Corea del Sur respondió con decenas de disparos de artillería hacia el Norte.

No se informó de víctimas por los disparos, pero Corea del Norte reaccionó con furia, declarando que sus tropas estaban preparadas para la guerra a menos que Seúl apagara los altoparlantes para el sábado.

Corea del Sur advirtió que, si era atacada, iba a responder con mayor fuerza, y exigió a Corea del Norte una disculpa por el estallido de las minas como condición para alcanzar un acuerdo de distensión.

«Espero que, desde ahora, se implemente el acuerdo y se fortalezca la confianza a través de diálogo y cooperación para construir una nueva relación intercoreana que cumpla con las expectativas del pueblo», dijo ayer el negociador surcoreano y asesor de Seguridad Nacional, Kim Kwan-Jin, a periodistas.

En declaraciones a la cadena de TV oficial en Pyongyang, el negociador norcoreano, Hwang Pyong So, indicó que, pese a la expresión de «pesar» por las heridas de los soldados alcanzados por las minas, Corea del Norte no asume la responsabilidad por los estallidos.

Hwang dijo que el Sur aprendió una «seria lección» de que no debe provocar a Corea del Norte creando un «incidente sin fundamento» que elevó la tensión militar e incrementó las posibilidades de un enfrentamiento concreto.

Sin embargo, el funcionario, uno de los de máxima confianza de Kim, terminó su aparición televisiva con una nota de optimismo, manifestando su esperanza de que el acuerdo dé a ambos países una oportunidad de mejorar sus relaciones.

Norte y Sur permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-53), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un tratado de paz definitivo.

Como herencia de aquel conflicto, Estados Unidos mantiene 28.500 soldados en Corea del Sur en respaldo del compromiso de defender a su aliado en caso de producirse un conflicto armado con el régimen de los Kim.