Asunción, Agencia IP.- Una misión paraguaya sin precedentes recorrió Japón durante los últimos meses: empresarios, artistas, cocineros y autoridades se unieron para mostrar lo mejor de Paraguay en el marco de una estrategia de posicionamiento internacional que combinó cultura, economía y diplomacia. En el centro de esta experiencia se encuentra Mika Nishijima, empresaria, comunicadora y conductora del programa gastronómico Moyashi.
«Fue una experiencia espectacular. Lo que vivimos en Japón fue una mezcla de emoción, trabajo duro y orgullo nacional», expresó Nishijima en entrevista con el programa Tribuna.
La delegación paraguaya tuvo su punto de partida en Osaka, durante la celebración del Día Nacional de Paraguay en la Expo 2025, evento que coincidió con la visita del presidente de la República. Esa presencia, según Nishijima, fue clave para abrir puertas que normalmente son inaccesibles. «Que esté el presidente cambió completamente el nivel de visibilidad. La gente preguntaba: ¿Dónde está Paraguay? ¿Qué hace aquí? Generó un interés real», afirmó.
La delegación superó todas las expectativas. Lo que comenzó como una intención de llevar a 20 empresarios paraguayos, terminó con la participación de 64. «Llevar a tanta gente al otro lado del mundo no es fácil. Son más de 37 horas de viaje, agendas complicadas, pero lo logramos gracias al apoyo de agencias de turismo y la Cámara Japonesa de Comercio e Industria», explicó. Las visitas incluyeron empresas de rubros tan diversos como tecnología informática, insumos hospitalarios, producción de alimentos e innovación eléctrica.
Además del intercambio empresarial, uno de los aspectos más memorables de la misión fue el impacto cultural. En Tokio, Nishijima organizó una clase magistral de cocina paraguaya que terminó desbordando la capacidad del espacio asignado. «Fue una locura. El vori vori fue furor total. Incluso más que las empanadas y guisos. Les encantó la sopa paraguaya, y la reacción de los japoneses al probarla fue increíble. Les parecía familiar pero diferente, y eso los entusiasmó mucho», relató.
Para adaptarse a los ingredientes disponibles en Japón, Mika recurrió a versiones creativas de las recetas tradicionales. Usó harina de arroz y de trigo en lugar de la de maíz, y reemplazó el queso paraguayo por ricota y mozzarella. «La clave es conservar el espíritu del plato. Ellos valoran mucho la suavidad, los sabores sutiles, y eso coincide con varios de nuestros sabores tradicionales», explicó. También presentó una versión del guiso de arroz paraguayo usando arroz japonés, mucho más glutinoso que el nuestro, pero igualmente adaptable.

El evento fue organizado en colaboración con un instituto de gastronomía japonesa, cuyos miembros conocieron a Nishijima durante una visita anterior gracias a una beca. Esa conexión sembró la semilla de lo que sería una clase que, según los asistentes, despertó el interés por la cocina paraguaya como nunca antes. La receta fue entregada a la Embajada de Paraguay en Japón para que puedan replicar la experiencia en más ocasiones.
En la entrevista con Tribuna, Mika celebró también la eliminación del requisito de visa turística para paraguayos que viajen a Japón, medida recientemente anunciada tras gestiones diplomáticas bilaterales. «Es una gran noticia. Como paraguaya de pura cepa, con pasaporte nacional, esto me llena de orgullo. Japón nos está viendo como un socio estratégico y eso significa una apertura enorme para estudiantes, investigadores, empresarios y turistas», comentó.
La empresaria insistió en que este logro no debe verse como un hecho aislado, sino como el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral. «Paraguay tiene mucho para ofrecer, pero tenemos que trabajar juntos: el sector público, el privado, la cultura y la comunicación. Solo con ese esfuerzo conjunto vamos a lograr un verdadero posicionamiento internacional», reflexionó.
Finalmente, Nishijima se mostró emocionada por la posibilidad de seguir compartiendo la cultura paraguaya a través de la gastronomía, un puente que —al igual que la música— une pueblos. «Muchos dicen que la música une, pero yo diría que la comida no se queda atrás. Es una forma de mostrar quiénes somos, de contar nuestras historias, y de abrir el apetito por conocernos más entre culturas», dijo con una sonrisa.
«Esto recién comienza», concluyó. «Paraguay está abriendo sus puertas al mundo y tenemos que aprovechar esta oportunidad. Nos queda mucho por hacer, pero vamos por buen camino».