Asunción, Agencia IP.- Cada 1 de agosto, miles de paraguayos beben carrulím para espantar la mala suerte y atraer la salud. Esta mezcla ancestral de caña, ruda y limón forma parte de un ritual popular cargado de creencias, saberes antiguos y tradiciones transmitidas de generación en generación.
Este año, la costumbre incorpora una propuesta innovadora: el «Carrulím Chuchi», una versión embotellada que actualiza el sabor sin alejarse de sus raíces.
El producto se presenta en frascos de 100 ml y está elaborado con yuyos frescos mediante un método de extracción en frío, desarrollado para conservar intactas las propiedades y el aroma de las plantas.
Detrás de esta iniciativa está Carlos Becker, emprendedor y cofundador de Yuko, una marca nacida del apego al tereré y de la nostalgia por el Paraguay profundo.
«Todo empezó cuando vivía en el exterior y extrañaba el sabor del tereré. Al volver, con mi esposa y socia, comenzamos a experimentar en el quincho de la abuela. Así nació Yuko», cuenta Becker.
Con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la empresa logró patentar su método de extracción, lo que les permitió producir esencias naturales con alto estándar de calidad, sin perder lo tradicional.
Además de la versión clásica, el Carrulím Chuchi incluye una variedad con romero y miel, pensada para quienes prefieren un toque más dulce.

Desde su planta en Atyrá, Yuko cultiva 18 especies de plantas medicinales orgánicas en cinco hectáreas. Allí también elaboran un tereré embotellado orgánico que ya llega a más de 20 países, entre ellos España, Taiwán, Estados Unidos y Argentina, mediante el programa «Exporta Fácil» del Correo Paraguayo.
Con una producción mensual de 40.000 botellas y planes de duplicarla antes de fin de año, Yuko muestra cómo la tecnología y las tradiciones pueden desarrollarse juntas. «Cada gota de Yuko guarda la esencia de nuestra cultura, de manos campesinas que cuidan con amor cada hierba. Es un homenaje a nuestras raíces», afirma Becker.
Este 1 de agosto, el carrulím se presenta con nueva cara y nuevos sabores, pero con el mismo sentido protector de siempre. El Carrulím Chuchi invita a renovar el ritual con una propuesta que combina cuidado, sabor y respeto por las costumbres.