París.-Sébastien Lecornu escapó por poco este jueves a dos mociones de censura, de la censura el jueves, ya que el Partido Socialista le dio una oportunidad al Primer Ministro a cambio de su promesa de suspender la reforma de las pensiones.
Los debates presupuestarios podrán comenzar en la Asamblea Nacional la próxima semana.
Un total de 271 diputados votaron a favor, insuficientes para alcanzar los 289 votos necesarios para derrocar al gobierno.
Votaron a favor de la moción presentada por la extrema izquierda de La Francia Insumisa (LFI) el Grupo Comunista y de Ultramar, Los Verdes y la extrema derecha, mientras que Los Republicanos (LR) y, sobre todo, el Partido Socialista (PS) adoptaron la postura contraria.
Una segunda moción presentada por la Agrupación Nacional de Marine Le Pen obtuvo solo 144 votos.
Al menos temporalmente, el presidente Emmanuel Macron ha tenido éxito en su apuesta, tras reelegir a Sébastien Lecornu, quien se vio obligado a dimitir el 6 de octubre, privado del apoyo del líder de LR, Bruno Retailleau, quien estaba furioso con la composición de ese gobierno de Lecornu.
El Primer Ministro reconoció con sobriedad su victoria y dijo que ya estaba «al «trabajando» y satisfecho de que «los debates puedan comenzar».
En el podio, el diputado socialista Laurent Baumel defendió la decisión de su grupo: advirtió que «no se trata en absoluto de un pacto de no censura» para el futuro.
«La propia sostenibilidad de su gobierno» depende de la eficacia de la suspensión de la prometida reforma de las pensiones, y «no habrá artimañas ni ardides procedimentales», advirtió, mientras surgen dudas sobre si la suspensión se votará realmente al final del debate presupuestario.
Sébastien Lecornu, cuyo gobierno fue nombrado el domingo, dijo que la votación representaba «un momento de la verdad entre el orden republicano y el desorden», pidiendo a los diputados opositores que no «tomaran como rehén» al presupuesto.
Para dar garantías a los diputados, el primer ministro renunció a utilizar el Artículo 49.3 en los debates presupuestarios, que suele permitir al gobierno imponer su texto.
Por su parte, los insumisos, los ecologistas y los comunistas denunciaron medidas de recorte «inaceptables», como la congelación de las prestaciones sociales o la duplicación de las franquicias médicas.
Los debates sobre el presupuesto, cuyo texto se presentó al Consejo de Ministros el martes y que prevé un esfuerzo de unos treinta mil millones de euros, comenzarán finalmente en la Asamblea la próxima semana.
La batalla entre una izquierda azotada por las tensiones, una base común fracturada y la extrema derecha promete ser ardua, con plazos muy ajustados.
El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, predijo que la izquierda estaría «unida» para «corregir un presupuesto muy injusto» y «recesivo» y obtener nuevas concesiones del gobierno.
Sin embargo, la líder de los diputados del LFI, Mathilde Panot, instó a los activistas y votantes socialistas a «romper filas» con la dirección.
«Lucharemos para proteger al pueblo francés, poco a poco, artículo a artículo, enmienda a enmienda», prometió el diputado RN Jean-Philippe Tanguy.AnsaLatina.