Mercosur aborda desafíos de integración en materia educativa

Buenos Aires, IP.- Durante un encuentro realizado en Buenos Aires, delegaciones de profesionales de la educación provenientes de Brasil, Uruguay, Paraguay, Perú y Argentina intercambiaron puntos de vista sobre los desafíos de integración de los países del Mercosur en materia educativa.

El tema fue discutido en el marco de los dos días y medio del Seminario sobre Políticas Docentes para la Integración Regional organizado por el Programa de Apoyo al Sector Educativo del Mercosur (Pasem).

Sobre el tema, Patricia Salas O’Brien, ex ministra de Educación de Perú opinó que el gran debate es sobre el contenido de lo que quiere ser compartido, resalta Infobae.

«Es muy complicado, porque hay muchas posibilidades. Podemos simplemente compartir experiencias aprovechando que estamos cerca o podemos ponernos a pensar qué necesitamos, en tanto futuro compartido, que nuestros futuros ciudadanos posean en materia educativa».

Efectivamente, cuando se habla de integración regional, son varias las opciones, pero lo primero es pensar cómo establecer estándares básicos de educación en los países del bloque regional. A partir de ahí, se podría permitir el libre tránsito de estudiantes, trabajadores y profesionales de un país a otro sin necesidad de demostrar equivalencias o estudios adicionales.

«El asunto es cómo tu título de médico de Argentina puede valer en Uruguay, en Paraguay; o tu certificación de la secundaria puede servirte en otro país porque existe una confianza en que la calidad educativa del otro país es deseable», opina O’Brien y afirma, que en este tema, la Unión Europea ha sido pionera y funciona como norte para el Mercosur.

Sobre este tema, Gerardo Gómez Morales, viceministro de Educación Superior de Paraguay es menos optimista. Aunque reconoce las potenciales ventajas y los beneficios de la «movilidad académica», cree que la región no está aún lista para dar ese paso.

«En nuestros países hay un proceso previo; me refiero al proceso de lograr una cierta estandarización regulatoria y una elevación del piso en la calidad de la educación. No estamos todos en el mismo lugar como para intercambiar tranquilamente entre universidades e institutos estudiantes y docentes. Dentro de nuestra precaria institucionalidad, estamos haciendo el esfuerzo por mejorar ese piso».

Latinoamérica, reprobada en las pruebas PISA

Dicho exámen se realiza cada tres años en alrededor de 65 países y evalúa cuantitativamente a los alumnos en las áreas de Lectura, Matemática y Ciencias Naturales.

Patricia Salas O’Brien, ex ministra de Educación de Perú y una de las principales expositoras del seminario, sorprende, sin embargo, con su posición sobre los exámenes internacionales que en sus últimas dos ediciones colocaron a Alemania y Finlandia en la cima del ranking.

«Me alegra el carácter movilizador de las PISA, tanto en la sociedad como en los políticos, incluso entre los presidentes». Y agrega: «A nosotros nos sirve porque nos marca una ruta de metas y desafíos bien grandes. Ayuda a ver una agenda educativa más compleja que muchas veces los gobiernos ignoran».

La posición de quien ocupó la cartera de Educación entre los años 2011 y 2013 no se condice con la de muchos funcionarios regionales, que ante los malos resultados incluso han descalificado todo el sistema de evaluación. «Los exámenes PISA está sobrevaluados», dijo en su momento el ministro de Educación argentino, Alberto Sileoni.

Gerardo Gómez Morales, señaló que «PISA establece una comparación muy urticante con respecto a los países centrales. (…) Y el verdadero debate es analizar cuáles son las medidas que se hicieron correctamente», matizó.

Sin embargo, coincide en algo con su colega peruana: «El impacto positivo del escándalo de las PISA es que los sectores políticos se sensibilizan y destinan un mejor presupuesto a la educación, con el que nosotros podemos hacer más cosas».

La educación superior, sin techo

Durante la apertura del seminario, que contó con referentes educativos de los países del Mercosur, tanto funcionarios como académicos, los desafíos de la educación superior también fueron parte de los ejes del debate.

Con la certeza de que Latinoamérica está viviendo «un proceso de evaluación educativa», no fueron pocos quienes hablaron de los cambios en el nivel universitario.

«Cada vez se exigen más grados para los mismos puestos de trabajo y cada vez los grados más altos valen menos. Hace 60 años, se podía conseguir trabajo con secundario completo. Después se consideró necesario tener un título universitario. Y ahora es la maestría», explica O’Brien.

La doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Católica Santa María y docente principal de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, considera que se trata de un contrasentido con lo que antes era una maestría.

«Se genera un vaciamiento como consecuencia de que la tendencia es que los posgrados sean por áreas problemáticas que están ‘de moda’, como por ejemplo las vinculadas al Medio Ambiente. Antes era otra cosa, se trataba del espacio para el desarrollo académico del investigador», añadió finalmente.

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