Alejandro Giammattei, presidente electo de Guatemala

Ciudad de Guatemala.-Se favoreció de una baja participación y logró un triunfo en su cuarto intento electoral. Abanderado de la transparencia, el candidato derechista ha manifestado su rechazo al acuerdo migratorio con Estados Unidos.

Alejandro Giammattei, el ganador de las elecciones presidenciales en Guatemala, podría decir una o dos cosas acerca de la persistencia.

Tiene 63 años de edad, y ganó elecciones por primera vez en su vida, después de participar dos veces como candidato a alcalde de la capital guatemalteca y cuatro veces como candidato presidencial, durante los últimos 20 años.

Sin embargo, otro fuerte componente de su victoria, en una segunda vuelta electoral contra Sandra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), tiene que ver con la coyuntura.

El resultado de los comicios de este 11 de agosto muestra que el actual presidente electo se podría haber beneficiado del antivoto contra Torres, también de 63 años. Es decir, al menos una parte del 58% de los votantes que eligió a Giammattei no lo hizo por votar por él, sino por votar contra ella (que obtuvo el 42%). Es notable también que seis de cada diez guatemaltecos, aptos para votar en esta contienda, no votaron. Hubo un 61% de abstencionismo.

El ex canciller y analista Edgar Gutiérrez señala que se han roto los esquemas. «En teoría, la baja participación favorecía a Sandra Torres, pero inesperadamente ella ha perdido en sus trincheras», dice Gutiérrez a Infobae. El ex funcionario observó que, para Torres, replicar la fórmula de hace cuatro años no funcionó otra vez. Más bien, favoreció a Giammattei.

En 2015, el antivoto contra Torres llevó al actual mandatario de Guatemala, Jimmy Morales, a ganar en una segunda vuelta, según el politólogo Renzo Rosal dijo a BBC Mundo. Ahora, el responsable de este déja vu para Torres es Giammattei. En 2007, Giammattei falló en uno de sus intentos por llegar a la presidencia contra 13 candidatos que incluían a Álvaro Colom, también de la UNE, que alcanzó la presidencia y entonces esposo de Torres. Ella se divorció de Colom para participar en los comicios de 2011—aunque se lo prohibió una corte por el reciente grado de parentesco con el mandatario pese al divorcio.

¿Más de lo mismo?

Algunos analistas coinciden en señalar que Giammattei y Torres representan un retorno a la vieja política. No obstante, hay diferencias radicales. Torres sustentó una parte fundamental de su campaña en los programas sociales asistencialistas (para facilitar salud, educación y alimentación a familias pobres), así como en planes para atacar la inseguridad y la corrupción, y su partido es identificado con la corriente social demócrata, y centro izquierda.

Giammattei es identificado con centro derecha, con un nicho asegurado en el sector empresarial—no por nada su compañero de fórmula es el abogado, ex fiscal y ex magistrado César Guillermo Castillo Reyes, el próximo vicepresidente del país. Castillo, también ha sido empresario y ex miembro de la Cámara de Comercio, y es uno de los puentes con el sector privado para Giammattei.

El futuro presidente, que tomará posesión el próximo 14 de enero de 2020, también ha prometido combatir la corrupción. Aun así, se ha opuesto a renovar el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un órgano que el Estado de Guatemala solicitó a la Organización de las Naciones Unidas, financiado por estados miembros, que funciona desde 2007 y termina sus labores en septiembre próximo. Eso, después de llevar a la cárcel a al menos un centenar de funcionarios y ex funcionarios públicos en casos de corrupción—incluyendo a tres ex presidentes (Colom, uno de ellos, aunque está en libertad bajo fianza y ligado a proceso), una ex vicepresidenta, ex diputados y ex alcaldes.

De hecho, el rechazo contra la CICIG parece ser uno de los dos aspectos que compartían los dos presidenciables que participaron en la segunda vuelta electoral. Ambos fueron blanco de la CICIG y el Ministerio Público (MP).