Biden avanza con su plan para poner fin a la guerra de Yemen

La estrategia del presidente estadounidense, Joe Biden, de revaluar su relación con Arabia Saudita está relacionada con la guerra que Riad libra en Yemen, así como con las preocupaciones que tienen Israel y los países sunnitas de que Irán desarrolle un arma nuclear.

Que Biden elija al rey Salman bin Abdelaziz como su interlocutor, por un mero asunto protocolar, en lugar del príncipe Mohamed bin Salman, no cambia la relación que Estados Unidos ha afianzado en los últimos años con Riad.

La Guerra de Yemen, sin embargo, es considerada un conflicto indirecto entre Arabia Saudita e Irán.

Esta semana, la vocera presidencial Jen Psaki dijo que Washington iba a «revaluar» su relación con Riad y, además, señaló que el primer contacto telefónico de Biden en Medio Oriente sería con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, tal como ocurrió finalmente.

El viernes, el canciller iraní Mohamad Yavad Zarif dijo que Teherán anulará inmediatamente sus medidas de represalia contra las inspecciones nucleares, si Estados Unidos levanta sin condiciones todas las sanciones impuestas durante el Gobierno de Donald Trump.

Biden, por su parte, ha aceptado participar de las reuniones multilaterales con Irán, auspiciadas por la Unión Europea (UE), para retornar a los objetivos del acuerdo firmado en Viena en 2015, del que Estados Unidos se retiró tres años después.

A principios de febrero, el mandatario demócrata prometió que la Casa Blanca detendría su apoyo a Arabia Saudita en Yemen, un país del golfo Pérsico al que se lo define como una «tierra de tribus», donde ya hubo más de 100.000 muertos y más de 3 millones de desplazados en seis años de guerra, según informes de la ONU.

En marzo de 2015, el presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, solicitó la intervención de Arabia Saudita, que lidera una coalición de nueve países de Medio Oriente y África para contener el avance de los rebeldes hutíes.

Se estima que unas 24 millones de personas, casi el 80 por ciento de la población de Yemen, necesitan algún tipo de asistencia alimentaria, mientras los rebeldes hutíes avanzan en el norte y el centro del país, apoyados políticamente por Irán.

«Todo sucede en el marco del conflicto entre Irán y sus enemigos sunnitas, debido al peligro que supondría un Irán nuclear para estos países, Israel, EEUU y todo el mundo», dijo a Télam Mario Sznajder, profesor emérito en Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El analista recordó que Arabia Saudita es el principal comprador de armamentos de la Casa Blanca.

«Esto, claramente, es un punto que la Administración de Biden no puede dejar totalmente de lado, a raíz de la envergadura de la crisis económica que enfrenta por la Covid-19», afirmó Sznajder.

«En septiembre pasado, el Partido Demócrata intentó promover una legislación que limitase ventas de armas a países implicados en violaciones de derechos humanos. Esto estaría relacionado con la guerra en Yemen que se ha transformado en uno de los más mortíferos conflictos contemporáneos», señaló.

Sznajder opinó que si bien EEUU «no va a apoyar las políticas ofensivas de Arabia Saudita y sus aliados en Yemen, asegurará la defensa del reino frente a los hutíes, cuyos ataques se han multiplicado».

«Si esto se concreta finalmente, aseguraría una victoria de los hutíes y su aliado Irán», señaló.

En 2015, el rey Salman puso al príncipe Mohamed a cargo del estratégico monopolio estatal de petróleo, de las inversiones públicas, de la política económica y de la defensa del reino saudita.

El 20 de mayo de 2017, en la primera escala de su primer viaje al extranjero, Trump firmó un acuerdo armamentístico con el príncipe Salman por más de 110.000 millones de dólares, considerado el mayor contrato de venta de armamento de la historia estadounidense.

El objetivo era modernizar el Ejército más importante de Medio Oriente, después de Israel.

Juan Battaleme, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires, señaló que «al principio el príncipe heredero fue un reformista. Pero después metió preso a media familia, estuvo involucrado en el asesinato del periodista saudita (Jamal) Khashoggi, y Trump hizo la vista gorda».

El asesinato de Khashoggi ocurrió en el consulado saudita en Estambul, el 2 de octubre de 2018, luego de que el periodista tuviera un altercado con funcionarios sauditas. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) acusó al príncipe Mohamed por el crimen.

«Hace rato que Biden quería cambiar la estrategia con Arabia Saudita, porque Riad viene perdiendo en Yemen una guerra con consecuencias humanitarias», señaló Battaleme. Télam

Compartir: