Brasilia, en alerta por la reacción de los militantes

Brasilia.-Se esperan miles de manifestantes a favor y en contra de la presidenta.

Tras el nerviosismo que sobrevoló Brasilia a comienzos de semana con la anulación y contraanulación del proceso de juicio político a la presidenta Dilma Rousseff en la Cámara de Diputados, la capital retomó ayer la calma antes de que hoy empiece de nuevo la tormenta política por el desenlace del impeachment en el Senado.

En alerta ante la inminente llegada de manifestantes a favor y en contra de Dilma, la policía del Distrito Federal ya era más visible en puntos estratégicos, sobre todo en el central Eje Monumental, que separa las alas Norte y Sur de esta ciudad inspirada en la forma de una mariposa. Había patrulleros por todos lados y los icónicos edificios públicos diseñados por Oscar Niemeyer estaban cubiertos por barreras de metal.

Así como sucedió durante la votación del impeachment en la Cámara de Diputados el 17 de abril, se volvió a levantar en medio de la Explanada de los Ministerios el apodado «muro de la vergüenza», paredón metálico que separará a los grupos pro impeachment (Sur) de los contrarios al juicio político (Norte).

«Ya quiero que esto termine de una vez y volvamos a concentrarnos en las cosas que realmente importan, como reactivar la economía y generar empleos. La crisis política ha dejado al país paralizado y lo que está en juego son intereses de políticos, todos ellos corruptos. No defiendo a Dilma, que ha hecho desastres, pero el vicepresidente Michel Temer es otro impresentable», apuntó ayer a LA NACION Mauro Saldaña, 44, comerciante del shopping Patio Brasil.

A diferencia de lo que ocurrió durante la votación en Diputados, que dio el puntapié inicial al proceso de impeachment, cuando el gobierno todavía tenía esperanzas de frenar el trámite parlamentario, ahora el ambiente oficialista era de absoluta resignación. Tanto que ni los principales grupos sociales ligados al Partido de los Trabajadores (PT) habían programado grandes movilizaciones.

El mes pasado, más de 100.000 personas -de ambos grupos- descendieron sobre la capital; esta vez, se esperaba como mucho la mitad.

«De cualquier manera, vamos a usar el mismo aparato de seguridad», resaltó el gobernador del Distrito Federal, Rodrigo Rollemberg.

Bajo un inclemente sol, en la Plaza de los Tres Poderes -en la que convergen el Palacio del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal- había pocos peatones y menos turistas.

«Planeamos antes este viaje, pero decidimos quedarnos acá para el día histórico del impeachment. Ya es hora de que el PT se vaya del poder, arruinaron el país. Y quien dice que esto es un golpe no entiende la Constitución», señaló la arquitecta paulista Cinthia Pimenta, 40, que tomaba fotos junto a dos amigos.

A pocas pero grandes cuadras de allí, el estudiante Kaio Borges, de 16 años, se muestra en contra del impeachment. «No tienen derecho a sacar a Dilma de la presidencia así. Y con un gobierno de Temer la situación estará peor que ahora», dijo Borges.

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