Miles de inmigrantes cruzan la frontera desde Marruecos y España despliega el ejército

Madrid.-Desde muy temprano, sobre la arena de la playa del Tarajal de la ciudad autónoma de Ceuta, cuatro tanques del Ejército de España apuntan hacia la frontera con Marruecos, desde donde el ingreso en catarata de inmigrantes parece no detenerse.

Unas 6.000 personas cruzaron el lunes los 500 metros de mar que separan los dos países ante la inercia de las autoridades marroquíes que no están haciendo nada para impedirlo.

Reina el caos: apedreadas, gritos e intentos desesperados por cruzar el espigón y el alambrado que separan la frontera entre España y Marruecos mientras miembros del Ejército español devuelven a territorio marroquí a aquellos que logran cruzar y asisten a los que consiguen alcanzar la costa.

Es la mayor ola migratoria producida en un día por mar y Ceuta, la ciudad de 18,5 kilómetros cuadrados en la viven unas 85 mil personas, se desborda. Padece, desde el domingo, una avalancha de familias, hombres, mujeres y menores no acompañados que, ante la inacción de las autoridades marroquíes, se lanzaron a cruzar la frontera y deambular por sus calles.

“Es una invasión”, dijo el presidente de la ciudad autónoma española, Juan Jesús Vivas.

“No es un asunto de inmigración. Esto tiene mucha más trascendencia- agregó-. Ni siquiera estamos en condiciones de calcular hoy cuántas personas están en Ceuta.”

“Estamos trabajando para revertir esta situación extraordinaria. Ya se han devuelto 1.500 personas que entraron ilegalmente de las 6.000 que lo hicieron en el día de ayer (lunes)”, dijo este martes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien pensaba viajar a Ceuta luego de la reunión de gabinete.

Al frente de ese Consejo de Ministros, el presidente Pedro Sánchez suspendió el viaje que tenía previsto a París para ocuparse del desborde migratorio que padece la frontera española.

“Mi prioridad en este momento es devolver la normalidad a Ceuta. Sus ciudadanos y ciudadanas deben saber que cuentan con el apoyo absoluto del gobierno de España y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío”, expresó Sánchez en sus redes sociales.

A los 6.000 inmigrantes que ingresaron ilegalmente a Ceuta se suma el intento de otros 300 que probaron alcanzar a pie Melilla, la otra ciudad autónoma española, aunque sólo lo consiguieron 86.

Y a pesar de que España ya logró devolver a Marruecos 1.500 personas que cruzaron la frontera, no podrá hacerlo con los menores de edad que, por ahora, rondan los 1500.

El tono temerario de las palabras del presidente Sánchez deja al descubierto el roce diplomático que está erosionado las relaciones con Marruecos desde hace semanas y que España estuvo intentando minimizar hasta ahora.

Las autoridades de Rabat no disimularon desaprobación cuando España aceptó internar en un hospital de Logroño, en La Rioja, al líder del Frente Polisario y presidente de la República Arabe Saharaui Democrática, Brahim Gali, enfrentado históricamente con Marruecos.

Gali, de 73 años, ingresó, desde Argelia, en terapia intensiva del Hospital San Pedro de Logroño bajo el nombre falso de Mohamed Banbatouch. Dio positivo en Covid y padece un cáncer digestivo desde hace años.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español apuró a justificar el traslado de Gali argumentando “razones estrictamente humanitarias para que pudiese recibir asistencia sanitaria”.

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, había dicho que la decisión “no impide, ni perturba, para nada la relación con Marruecos, un socio privilegiado en lo económico, en lo político, en lo migratorio, en lo empresarial y en la lucha contra el cambio climático”.

Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí “deploró” la decisión española en un comunicado en el que expresaba “decepción por este acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad”.

España no reconoce diplomáticamente a la República Arabe Saharaui Democrática pero mantiene relaciones con el Frente Polisario.

Gali, quien fue ex ministro de Defensa saharaui y ex embajador del Polisario en España y en Argelia, está imputado en una causa que investiga la Audiencia Nacional española por torturas y desapariciones de disidentes en los campos de refugiados saharauis entre 1976 y 1987.

El gobierno marroquí no se pronunció aún sobre el ingreso masivo y descontrolado de inmigrantes a Ceuta, crisis que aumenta las tensiones diplomáticas con España.Clarin.

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