De alto riesgo: Clásico Real-Barça con severo control antiterrorismo

Madrid.- El gobierno español ha reforzado el dispositivo de seguridad para el partido de fútbol del de este sábado 21, a las 14:15, entre el Real Madrid y el Barcelona en el Santiago Bernabéu -el clásico del fútbol español-, que fue calificado de alto riesgo, informó el Ministerio del Interior español en un comunicado.

Un millar de agentes de la Policía Nacional vigilarán la zona, el doble que en otros encuentros de estas características, detalló el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Además, habrá otros 1.400 vigilantes de seguridad privada más Policía Municipal de Madrid y personal de Protección Civil y Emergencias reporta CNN.

El secretario de Estado dijo que la calificación de alto riesgo «no supone ninguna novedad porque en un partido de estas características, debido a los elementos que lo rodean, es habitual».

Tanto Martínez como Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, recomendaron a los aficionados que asistan al estadio «con tiempo suficiente» para superar los controles de acceso, que se abrirán tres horas antes del partido, y el triple cinturón de seguridad que habrá en los alrededores del estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.

Esta ampliación de los controles de seguridad se debe a que España está en Nivel 4 de Alerta Antiterrorista, «y por ello habrá un dispositivo intensivo para garantizar la absoluta normalidad en el desarrollo del encuentro», puntualizó Martínez.

En declaraciones a la emisora Cadena Ser, Cardenal dijo que este será «el clásico con más seguridad de la historia».

Alineaciones probables

Real Madrid: Navas, Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo, Modric, Casemiro, Kroos, James, Bale, Ronaldo.
Barcelona: Bravo, Alves, Piqué, Mathieu, Alba, Busquets, Mascherano, Iniesta, Messi (Roberto), Neymar, Suárez.
Real Madrid y Barcelona jugará el sábado en el Santiago Bernabéu.

El cuerpo médico del Barcelona ha trabajado a destajo para habilitar el ligamento colateral interno de la rodilla izquierda de Leo Messi que, sanado, forma ya parte de la rutina del plantel de Luis Enrique que encara un clásico en el que suele compartir foco con Cristiano Ronaldo, ahora presa de sus propias dudas.

Messi y Cristiano Ronaldo son el epicentro previo de cada envite entre madridistas y azulgranas. El efecto que despiden adereza la repercusión de un enfrentamiento plagado de ingredientes. Aglutinan su propio desafío, individual, al margen del que genera la medición de fuerzas de dos gigantescos transatlánticos.

Dos meses atrás el argentino quedó excluido de la competencia. Una lesión en los primeros minutos ante el Las Palmas le arrinconó en la enfermería. En manos de los médicos, de los fisioterapeutas y al amparo de unos plazos que parece haber cumplido ya. Fijó el argentino la cita del Bernabéu como el momento de vuelta. Y así da la sensación de que será.

Leo Messi se ha entrenado con normalidad y la dolencia es recuerdo. Al margen de las secuelas de la inactividad, el efecto que provoca su sola presencia en el césped es un punto a tener en cuenta. Para el rival, por el carácter intimidatorio, y el estimulante para su propio equipo.

Messi se bajó del tren de la Liga en marcha con seis partidos en sus botas y tres goles. Los rivales se frotaron las manos ante el anuncio de baja de La Pulga. Pero sus compañeros se han encargado de no acusar su ausencia. En contra de lo pensado, el Barcelona irá al Bernabéu como líder, con tres puntos de ventaja sobre su rival y con Leo como gran reclamo.

El astro azulgrana apunta a su decimonoveno clásico liguero. En ellos ha conseguido diez victorias y tres empates. Solo ha cosechado cinco derrotas. Acumula catorce goles ligueros al Real Madrid, tres de ellos desde los once metros.

No hay tratamiento científico alguno para Cristiano Ronaldo. Algo sucede alrededor del portugués, presa de una aparente depresión, de sospechas de insatisfacción. De una languidez sin disimulo.

La desconexión de Cristiano es evidente. Ocurre en el césped, donde no termina de asimilar su nueva condición, la de delantero puro. Donde acusa la ausencia de socios como Karim Benzema. Donde se encuentra aislado, sometido por su propia obsesión. Por la batalla consigo mismo.

Pero sucede también al margen de la competición. Pasa de largo el portugués sobre los rumores acerca de su futuro. Se deja querer Ronaldo ante la pretensión pública de postores. Procedentes de la Premier y del fútbol francés. No da sosiego a sus fieles el portugués, centrado en las últimas horas en actos públicos diversos y en promocionar una película sobre su vida que ya está en los cines.

No disipa cotilleos y alarga la duda el máximo goleador del Real Madrid que arrastra uno de los comienzos de curso más grises que se le recuerdan. A pesar del disimulo que ofrecen sus números, todavía solventes, el astro luso ha dado síntomas de dimisión en momentos importantes. Cuando su equipo más le necesitaba.

Apenas hubo noticias de Cristiano en compromisos como el del Vicente Calderón contra el Atlético Madrid o el del Sánchez Pizjuán, frente el Sevilla, donde el Real Madrid encajó su primer revés de la temporada.

Los cinco goles que anotó en el estadio del Espanyol mantienen vivas sus estadísticas. Cristiano alcanza el clásico con ocho goles en los doce partidos que ha jugado. Tres menos que el brasileño Neymar y uno por debajo que el uruguayo Luis Suárez. Después de dos meses de ausencia por lesión, su ventaja sobre Messi es de solo tres tantos.

A la terna se enfrentará el próximo sábado, en el estadio Santiago Bernabeu. La afición blanca le espera.

Será el decimotercer Clásico para Cristiano. En los doce anteriores, el goleador solo cuenta con tres victorias. Logró dos empates y acumuló siete derrotas. Siete han sido los goles que Ronaldo ha hecho al Barcelona. Tres de ellos de penalti.

La actitud del astro blanco provoca recelo. Los gestos recientes del portugués plantean si el del sábado será el último clásico de Ronaldo en el Bernabeu. Solo la actitud, el triunfo y los goles pueden enterrar los murmullos de un entorno desconfiado.

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