Con protección a la niñez indígena Paraguay busca asegurar desarrollo integral de su población originaria

Asunción, Agencia IP.- Paraguay es uno de los países de Sudamérica que sustenta gran parte de su identidad en raíces indígenas y aun cuenta con una importante población originaria. El Gobierno paraguayo, desde el Ministerio de la Niñez y Adolescencia (Minna), vela por la protección de la niñez indígena que se encuentra en situación de vulnerabilidad y busca su promoción comunitaria y social.

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A pesar de una histórica marginación, los pueblos indígenas del Paraguay conservan una historia de resistencia, manteniendo sus valores, costumbres y creencias. La legislación actual del país reconoce derechos fundamentales a las comunidades ancestrales que promueven su desarrollo, pero pese a ello, las instituciones tienen todavía importantes desafíos para asegurar el pleno cumplimiento de esos derechos.

A través de políticas y acciones innovadoras, el actual gobierno brinda condiciones para que los herederos de la cultura originaria, los niños, niñas y adolescentes indígenas, tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida.

La Dirección de Promoción y Protección de Derechos del Minna es uno de los departamentos que contribuye a la erradicación del trabajo infantil indígena. Las políticas públicas desarrolladas desde esta área incluyen la atención directa, la educación popular y el diálogo constante con los niños, niñas y adolescentes, así como con sus familias, comunidades y organizaciones indígenas.

“Tenemos dos líneas principales de acompañamiento y asistencia: una es la de Protección Inmediata y la otra es el Fortalecimiento y la Promoción Comunitaria. Ambas tienen un denominador común que es amparar la niñez y adolescencia de los indígenas”, explicó Eduardo Sosa, director general de Promoción y Protección de Derechos del Minna, en conversación con la Agencia IP.

El primer eje de acción es la “Protección Inmediata”, la cual consiste en el abordaje, captación y derivación a sus familias o comunidades de origen. Este proceso se realiza a través de tres herramientas de intervención: Estrategia de calle, Operativo y Espacios de Protección Inmediata.

El monitoreo permanente en las calles como primer paso es clave para disminuir la explotación laboral infantil y todas las situaciones de vulnerabilidad en la vía pública, ya que a partir de la identificación de estas realidades, el ministerio actúa de inmediato y deriva los casos a los servicios de atención que ofrece como institución, o bien los vincula al de otras instituciones.

Foto: Minna

“La estrategia de calle plantea el abordaje en la vía pública durante todo el año, así como la derivación a los espacios de atención y protección en los Centros del Programa Abrazo, Painac y albergues para niños, niñas y adolescentes de pueblos originarios”, detalló Sosa,  aclarando que dicha iniciativa está siendo implementada en Asunción y en los departamentos de Central y Alto Paraná.

Durante todo el 2019 y principios del 2020, el Operativo de Protección Inmediata realizó un total de 14 asistencias a partir del rescate de niñas, niños, adolescentes y familias de pueblos indígenas en situación de vulnerabilidad y explotación en conjunto con la Consejería Municipal por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni), Instituto Paraguayo del Indígena (INDI), Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), el Ministerio de la Defensa Publica y el Ministerio Publico, en diferentes focos de Asunción y  el departamento Central.

“A partir de un diagnóstico de las diferentes situaciones críticas surgidas en la Terminal de Ómnibus de Asunción, se instaló un dispositivo de captación y derivación”, manifestó el director de la institución, quien además puntualizó que esta acción corresponde a la segunda herramienta denominada Espacios de Protección Inmediata.

Este dispositivo de Emergencia cuenta con una presencia institucional de 24 horas por día durante los siete días de la semana, ya que buscan erradicar las situaciones de explotación que, lamentablemente, caracterizan a la zona. ¿Qué implica que los asistan? Los llevan a centros transitorios donde reciben alimentación y atención médica, además de que los incluyen en los programas de reinserción comunitaria y espacios de protección.

Acciones innovadoras e integrales

El Centro Transitorio de Protección KuarahyRese, es uno de los dispositivos de protección inmediata y transitoria, “donde se efectúan  los procesos de revinculación familiar y en algunos casos derivados a la Unidad de Desintoxicación del Ministerio de Salud para luego derivarlos a su familia o comunidad de origen”, indicó Sosa.

Según el caso, los niños, niñas y adolescentes son derivados al “Centro de Rehabilitación Punta Porã” ubicado en el Distrito de Juan Manuel Frutos o la Comunidad Acogedora Yhovy´i del Distrito de Repatriación, ambos en el departamento de Caaguazú. En este centro ingresan aquellos que tienen sus familias desintegradas; son víctimas de reclutamiento de adultos, o adolescentes en situación de calle.

Un equipo capacitado trabaja directamente con los afectados y sus familias, respetando su contexto cultural a fin de propiciar su recuperación, reinserción comunitaria y reivindicación en un ambiente adecuado, considerando las costumbres y prácticas culturales del pueblo Mbya Guaraní.

Foto: Minna

“El centro atiende las 24 horas, provee servicios de alimentación como desayuno, almuerzo, merienda y cena, además de infraestructura para la higiene. Está integrado por un plantel de seis educadores indígenas contratados por el Minna”,  señaló, agregando que también proveen de cestas básicas de alimentos para todas las familias indígenas que son parte.

A la fecha, desde su funcionamiento en el año 2019, se logró la atención de 51 niñas, niños y adolescentes, cuyas edades van de 9 a 17 años de  edad, a través de los dispositivos que ofrece el centro, siendo uno de los logros importantes la rehabilitación y reinserción en sus comunidades de 18 niñas, niños y adolescentes.

Cabe destacar que este centro es un modelo de estrategia de rehabilitación tanto a nivel nacional como a nivel regional.

El siguiente paso: fortalecer las comunidades

El segundo eje de acción es el Fortalecimiento y Promoción Comunitaria, que tiene la finalidad de mejorar las condiciones de vida en las comunidades indígenas identificadas como las más expulsoras o las que más utilizan a niñas, niños y adolescentes como mecanismo de generación de ingreso en calle.

“Este posee tres estrategias de intervención, como el apoyo directo a la seguridad alimentaria con la donación de cestas básicas o entrega de alimentos para ollas comunitarias”, comentó el director Eduardo Sosa.

Las acciones también incluyen la instalación del Programa Abrazo en la comunidad y la articulación con otros actores institucionales, tanto del sector público como del privado, para satisfacer las necesidades básicas insatisfechas como agua, energía eléctrica, habitabilidad, generación de ingresos y para lo cual fue lanzado el Plan Operativo Oñondivepa.

En el mismo contexto, se impulsó la habilitación del Centro Comunitario Guaviramí, ubicado en el distrito Trinidad del departamento de Itapúa, el cual cumple la función de un lugar alternativo para el cuidado de las niñas, niños y adolescentes a cargo de los educadores, mientras los padres realizan sus actividades laborales.

“Nuestro objetivo es disminuir progresivamente el trabajo infantil y asistir a todas las niñas, niños y adolescentes ante cualquier vulneración de derechos. Diariamente en ese Centro, ellos reciben alimentación, refuerzo escolar, hábitos de higiene, actividades recreativas acordes a la edad y contención emocional”, remarcó.

Foto: Minna

El trabajo también se extiende a las familias mediante un promotor comunitario que realiza un seguimiento exhaustivo sobre las condiciones de vida del niño, niña o adolescente beneficiario a fin de garantizar que estos tengan condiciones básicas como atención médica, identidad, educación, entre otros. El Centro apoya a unas 80 familias y brinda atención a más de 200 menores de edad, correspondiente a 45 familias indígenas.

Otra de las intervenciones desarrolladas en el segundo eje es el Plan Operativo Oñondivepa, el cual atendió durante el año 2019 a un total de 858 niñas, niños y adolescentes (NNA) indígenas, de los cuales 473 casos corresponden a vulneraciones tales como trabajo infantil, abuso sexual, falta del deber del cuidado y situación de calle. En tanto que los restantes 385 NNA pertenecen a realidades de pobreza y no acceso a la salud, identidad, vivienda digna, escolaridad y trabajo.

La historia lo demuestra y el presente lo ratifica: velar por las comunidades indígenas, y principalmente por el bienestar de sus nuevas generaciones, ya no es solo una tarea necesaria y urgente, sino un compromiso permanente, una labor humana y un desafío permanente para las instituciones del Estado.

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