Dilma ya piensa en su salida del poder

San Pablo.- En medio del proceso de impeachment en su contra, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, confió a sus asesores que ya considera «inevitable» su alejamiento del poder, al menos mientras el Senado la juzgue por manipulación de las cuentas públicas, y el vicepresidente, Michel Temer, intensificó la conformación de un «gabinete a las sombras» para la eventualidad de que tenga que asumir el comando del Palacio del Planalto a mediados de mayo.

Con por lo menos 50 de los 81 senadores inclinados a votar el 11 de mayo el apartamiento temporario de la presidenta, durante un plazo de 180 días en tanto dure el juicio político, Rousseff comenzó a hacer planes para el día después y la resistencia a una destitución efectiva. Para ello viene manteniendo reuniones con su padrino político, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, con líderes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), de la Central Única de Trabajadores (CUT) y de las agrupaciones sociales, como el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), informa el diario Argentino La Nación.

Antes de la votación clave en el Senado que decidirá si Rousseff es alejada o no de su cargo mientras dure el juicio político -para lo cual se necesita el apoyo de un mayoría simple-, los grupos de izquierda han organizado con la venia del gobierno varios eventos en contra del «golpe institucional», que desembocarán el próximo domingo, 1° de mayo, en un gran acto en San Pablo. Lula ya confirmó su presencia y la presidenta también podría participar.

Por lo pronto, la jefa de Estado confió a sus colaboradores que no cree que pueda revertir su suerte en la primera votación en la Cámara alta y empezó a mudar cajas de documentos y objetos personales del Palacio del Planalto hacia la residencia del Palacio da Alvorada, donde podrá aguardar la decisión final; para que sea definitivamente destituida, dos tercios (54) de los senadores tendrían que votar por su condena. Hasta entonces, el Palacio da Alvorada sería el búnker del poder paralelo.

Si la apertura del impeachment es aprobada, a partir del 12 de mayo Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pasaría al Planalto y designaría su propio gobierno «interino». El hasta ahora vicepresidente dejó entender que la salida de la recesión sería su prioridad, y para ello pondría al frente del Ministerio de Economía al ex presidente del Banco Central durante el gobierno de Lula, Henrique Meirelles, un economista reconocido internacionalmente que fue presidente del BankBoston a nivel mundial a fines de los 90. La probable designación despierta gran respaldo en los mercados.

El presidente del PMDB, el senador Romero Jucá, señaló en un encuentro con la prensa extranjera que un eventual gobierno de Temer buscará poner fin al déficit fiscal pero sin cortar programas sociales o aumentar impuestos en un primer momento. Señaló como ejemplo al presidente argentino, Mauricio Macri, que «adoptó medidas duras pero inevitables» y devolvió la confianza del mundo sobre la Argentina. Desestimó las acusaciones oficialistas de que hay un «golpe» en curso y señaló que los únicos que creen ese relato son los países del bloque bolivariano, «que está en decadencia».

Por su parte, Temer tuvo varios gestos políticos ayer. Se reunió tanto con el presidente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PMDB), el senador Aécio Neves, del que espera recibir un respaldo fundamental para su gestión, como con el presidente del Senado, Renan Calheiros, que pertenece a una rama del PMDB a la que necesita reaproximarse.

Además dejó saber a la prensa que el jurista Antonio Mariz ya no era considerado como posible ministro de Justicia de su eventual administración luego de que se revelaron fuertes críticas que el constitucionalista había realizado sobre los acuerdos de delación premiada, pieza legal esencial del equipo de fiscales de la operación Lava Jato, que investigan el esquema de corrupción en Petrobras, y del juez federal Sergio Moro, que lleva el escandaloso caso.

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