Educación paraguaya precisa de cambios profundos, reconoce ministro

    Asunción, IP.- El ministro de Educación y Ciencias, Enrique Riera reconoció que se “deben de hacer cambios profundos”, para mejorar la calidad de la educación paraguaya, haciendo referencia al informe global del sector del Banco Mundial, presentado este viernes en la Capital.

    En la víspera, en el Hotel Guaraní, de Asunción se presentó el «Informe sobre el Desarrollo Mundial: Aprender para hacer realidad la promesa de la Educación», documento del Banco Mundial que emitió una serie de recomendaciones a Paraguay, de modo a que pueda mejorar su calidad educativa.

    En ese sentido, este sábado durante el partido inaugural por la celebración de un nuevo año de la Liga Partidi, que tuvo lugar en la sede de la Conmebol, en Luque, el ministro Riera admitió que “tenemos que corregir muchas cosas y hacer cambios profundos y eso no es solo un problema del MEC sino de la familia y la sociedad en su conjunto”.

    De acuerdo a lo señalado por el titular del MEC, las estadísticas refieren que los niños no entienden lo que leen, por lo cual destacó la necesidad de que los mejores docentes estén al frente de los cursos más pequeños y “arrancar con esa camada sin naturalmente olvidar el resto”, puntualizó.

    En otro momento, el secretario de Estado mencionó que la institución a su cargo también está elaborando su propia evaluación, haciendo referencia al informe en el que se evidenciaban las carencias de los estudiantes paraguayos en competencias lectoras y matemáticas.

    Durante la presentación del informe del Banco Mundial, el coautor del documento, Rafael de Hoyos, instó a Paraguay a implantar un Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (Snepe) para comprobar que la inversión en el sector se traduce en una mejor formación escolar.

    Los datos relativos a Paraguay extraídos del informe, muestran una importante diferencia entre el aprendizaje de los niños procedentes de familias con altos ingresos y los de familias desfavorecidas.

    Es decir, los alumnos de sexto grado, de unos 11 o 12 años, con más recursos manifiestan, en algunos casos, altas competencias en lectura y matemáticas, mientras que la estadística no refleja esos datos en el caso de los estudiantes más pobres.

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