El complicado presente de un campeón del mundo

Asunción, IP.- Cesc Fàbregas, campeón en el Mundial de Sudáfrica con España, atraviesa el momento más delicado de su carrera. Acostumbrado a sentirse importante desde que irrumpió en el Arsenal, el centrocampista catalán parece condenado al ostracismo desde la llegada de Antonio Conte al banquillo del Chelsea. Tanto es así que la falta de oportunidades y los problemas físicos, que le apartaron varias semanas de los terrenos de juego, le han relegado a tener que disputar partidos con el equipo reserva, como sucedió el pasado lunes ante el equipo sub 23 del Southampton. 

Junto al de Arenys, estuvieron otros jugadores de la primera plantilla como Terry, Zouma, van Ginkel o Batshuayi. El objetivo en estos casos es mantener el ritmo de competición de los menos habituales o de los que vuelven tras una lesión. Una situación inédita hasta ahora para Fàbregas.

Pese a que Conte le garantizó protagonismo en este nuevo Chelsea cuando aterrizó en Londres el pasado verano, lo cierto es que su presencia está siendo meramente testimonial. En 12 jornadas de Premier League, Cesc no acumula ni un partido entero sumando todos sus minutos disputados (87) y sólo fue titular en la sonora derrota que los Blues encajaron en el campo del Arsenal (3-0). Su papel de revulsivo en las primeras jornadas -determinante con su entrada- ha desaparecido por completo. La lesión que sufrió en el muslo y el cambio de esquema del transalpino al 3-4-3 le ha dejado sin hueco en el equipo. Un muro difícil de escalar si se tiene en cuenta que desde entonces el Chelsea ha encadenado seis victorias seguidas y sin encajar un solo gol.

Con Marcos Alonso y Víctor Moses como carrileros con recorrido, en el centro del campo sólo quedan dos posiciones, ocupadas por jugadores de corte más defensivo como son Matic y Kanté. Una opción que Conte considera indispensable para dar mayor libertad y menos obligaciones defensivas a los tres de arriba -los Hazard, Costa y compañía-. La creatividad y el talento de Fàbregas, en este caso, parecen haber quedado aparcados en favor del trabajo y la disciplina táctica que garantiza la pareja francoserbia. Un tema, por tanto, completamente deportivo y que el jugador entiende viendo que los resultados acompañan.

Pero el afán competitivo de Cesc, de 29 años, difícilmente le permitirá quedarse toda la temporada viendo a sus compañeros desde el banquillo. Con ofertas de ligas emergentes descartadas, toma fuerza la opción de jugar en algún club de Milán a partir de enero, aunque el hecho de no competir en la Champions es un freno para el exazulgrana, que esta temporada tiene que ver la máxima competición continental por televisión. Para mantener la estabilidad familiar en Londres, marcharse cedido al West Ham en el mercado invernal sería una solución, pero su alta ficha dificultará su salida.

Indiscutible en sus dos primeras temporadas en el Chelsea tras un rendimiento intermitente en el Barça, Fàbregas se encuentra en una encrucijada: esperar a que llegue la oportunidad de Conte desde el banquillo -más allá de jugar los torneos coperos- o marcharse en busca de minutos. Destaca en su portal La Vanguardia.

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