El copiloto de Germanwings «ensayó» el choque del avión en el vuelo de ida

París.- El copiloto acusado de estrellar a propósito el avión de Germanwings , el alemán Andreas Lubitz , colocó el piloto automático a una altitud menor de lo previsto en varias ocasiones durante el vuelo de ida de Düsseldorf a Barcelona el mismo 24 de marzo de la tragedia, según el informe provisional de los investigadores franceses presentado hoy en París.

Esos «ensayos» tuvieron lugar durante un descenso programado y en momentos en los que el piloto no se encontraba en la cabina. Lubitz colocó el piloto automático durante unos segundos a la altitud mínima posible, de 30 metros, y después volvió a ponerlo al nivel adecuado cuando el comandante ingresó.

Ni el resto de los tripulantes, ni el control aéreo francés ni los ocupantes del avión pudieron darse cuenta de que Lubitz había programado el aparato para que bajase hasta esa altura en cinco ocasiones durante el vuelo, ya que lo hizo durante el descenso programado, explicó el director de la oficina de investigación francesa (BEA), Rémy Jouty.

Jouty, responsable de las pesquisas técnicas, indicó que se puede concluir que Lubitz «ensayó el gesto que luego hizo en el vuelo fatal», horas más tarde, de retorno a Düsseldorf.

El Airbus A320 había partido a las 6.01 hora local de la ciudad alemana con destino a Barcelona con la misma tripulación que posteriormente haría la vuelta.

A las 7.19 el piloto salió de la cabina y, cuando estaba solo, Lubitz reguló hasta en cinco ocasiones en apenas cuatro minutos el piloto automático en posición de 100 pies (30 metros), la mínima que permite el avión, y la misma que unas horas más tarde ordenaría al aparato y que acabó en la colisión.

Tras los ensayos, momentos antes de que el piloto volviera a su puesto de mando, Lubitz volvió a situar al avión en su altura normal, previa al inicio de la maniobra de aterrizaje, que se produjo sin problemas a las 7.57 horas.

A las 9.00, el avión despegó del aeropuerto de Barcelona con destino a Düsseldorf y 41 minutos más tarde se estrelló en la montaña después de que el copiloto, otra vez solo en la cabina, volviera a dirigirlo a una altura de 100 pies.

Las cajas negras confirman que Lubitz actuó de forma premeditada en el momento del siniestro. «Se puede deducir que actuaba conscientemente y que todas sus acciones tenían el mismo objetivo, estrellar el avión», afirmó Jouty. Ahora el foco de la investigación estará en «examinar el sistema de evaluación de actitud de los pilotos» de líneas aéreas.

«Tenemos que tratar de determinar cómo es posible que un piloto con problemas psicológicos pueda estar en la cabina de mando pese a que hay todo un sistema de seguimiento», afirmó el investigador, quien reconoció que hay «exigencias contradictorias difíciles de conciliar» entre los imperativos de seguridad que permiten a los pilotos aislarse en la cabina y los imprevistos psiquiátricos.

En ese sentido, la fiscalía francesa precisó que Lubitz tenía en su licencia de vuelo una limitación que remitía a los médicos encargados de examinarle a su historial médico previo.

En abril de 2009 el centro de medicina aeronáutica de Lufthansa, compañía matriz de Germanwings, se negó en dos ocasiones a revalidar su certificado de aptitud después de que sufriese una depresión tratada con medicación.

Cuando en julio de 2009 se le concedió un nuevo certificado, éste contaba con el denominado «Specific medical examinations», que establece que los médicos deben contactar con las autoridades antes de realizar los controles de aptitud regulares. El objeto es que el examinador sea informado de la historia médica antes de proceder con la evaluación.

«Estamos en una situación en la que se tenía conocimiento de un problema médico, este fue investigado y se tomó una decisión al respecto», explicó Jouty.

Desde julio de 2009, Lubitz obtuvo cada año un certificado que especificaba esas restricciones especiales. El último lo obtuvo el 28 de julio de 2014 y tenía validez hasta el 14 de agosto de 2015.

El avión de Germanwings se estrelló en los Alpes franceses el 24 de marzo con 150 personas a bordo, la mayor parte de ellas alemanas y españolas, además de tres argentinos.

Según el informe provisional, poco antes del choque el copiloto movió ligeramente el volante del avión, aunque esa operación no fue lo suficientemente firme como para desactivar el piloto automático. Lubitz había colocado el avión a una altura de 30 metros y acelerado la velocidad en varias ocasiones.

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