El papa se apresta a visitar un feudo de la mafia Italiana

Nápoles.- Queda a sólo 20 minutos de subte -moderno y pulcro- del centro de Nápoles. Pero en Scampia, el barrio del norte de esta ciudad que saltó a la fama con Gomorra, el best seller de Roberto Saviano sobre la camorra, uno parece estar a años luz de la encantadora ciudad del Vesubio.

Es un día de sol, pero todo parece gris en este barrio-símbolo de la degradación y la ilegalidad, que padece una de las tasas más altas de desocupación de Europa, superior a 63%. Aquí el Papa comenzará pasado mañana su visita de un día a Nápoles, informa el diario Argentino La Nación.

Como muchas periferias de otras partes del mundo, Scampia es desidia, espanto. Es un área de 4,2 km2 donde oficialmente viven 47.000 personas, cifra que asciende a 60.000 si se tienen en cuenta okupas y gitanos. La gran mayoría son jóvenes.

Considerada por los propios napolitanos como una zona de riesgo o un verdadero Far West, donde es mejor no meterse solo, el área es dominada por grises y anónimos edificios de cemento tipo monoblock, desde donde saltan a la vista antenas parabólicas y ropa colgada.

Feudo de la mafia napolitana, territorio de tráfico de droga y hace diez años escenario de una violenta guerra entre clanes, el barrio empezó a edificarse en la década de 1970 sobre campos que había al norte de Nápoles. De ahí el nombre de Scampia, «descampado» en el dialecto napolitano

Hay avenidas desiertas donde casi no hay negocios, tan largas que nadie anda a pie. Uno se pregunta cómo puede ser que en Italia, país que a lo largo de su historia milenaria dio vida a tesoros de la arquitectura, pudieron levantarse construcciones tan lejanas a la estética como las de Scampia.

Es el caso de «Le Vele», un complejo de siete edificios con forma de vela de barco y con zonas internas conectadas por escaleras, sinónimo de la Gomorra que reina en Scampia.

Feudo de la mafia napolitana, territorio de tráfico de droga y hace diez años escenario de una violenta guerra entre clanes, el barrio empezó a edificarse en la década de 1970 sobre campos que había al norte de Nápoles. De ahí el nombre de Scampia, «descampado» en el dialecto napolitano, según explica a LA NACION Giuliana Martirani, docente de geografía política y económica en la Facultad de Ciencias Políticas de Nápoles.

El Estado entonces debía dar viviendas populares a miles de personas que habían llegado a la ciudad a trabajar desde el campo, a otros que habían perdido su hogar durante la Segunda Guerra Mundial y a familias indigentes que no tenían un techo propio.

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