Asunción, Agencia IP.- “Las madres que tienen chikungunya durante el embarazo no transmiten el virus a sus bebes. Sin embargo, se ha documentado transmisión materna al recién nacido cuando la madre presenta la fiebre justo días antes o al momento del parto», explicó Vivian Santander, médica gineco-obstetra, especialista en perinatología.
Recordó que de los 11.000 casos registrados, casi 600 corresponden a niños menores de 12 años y también en cuanto a la infección a embarazadas, tenemos que tener en cuenta los mecanismos de prevención.
“Es importante intensificar la eliminación de potenciales criaderos del mosquito Aedes aegypti. Como medida de protección contra la picadura de mosquitos, se recomienda a las embarazadas aplicaciones de repelentes que contengan hasta 30 % de DEET, en actividades al aire libre, así como el uso de ropas mangas largas, holgadas y de colores claros”, dijo la profesional en entrevista con Paraguay TV.
Agregó que “las embarazadas son mucho más vulnerables, en especial, con las cefaleas y los dolores articulares que pueden ser muy fuerte. También se vuelve peligroso en el parto y post parto también es sumamente peligroso”.
Insistió que el periodo intra parto es el periodo más peligroso. Se recomienda que en un periodo agudo se debe esperar unos 10 días para proceder al parto, porque un parto con la chikungunya puede ser muy peligroso tanto para la madre como para el niño”, agregó la especialista.
Cuando un bebé nace de una madre sintomática por chikungunya en el peri-parto, éste debe ser internado y observado, como mínimo, por siete días. Los hallazgos de laboratorio anormales incluyen pruebas de función hepática elevadas, recuentos bajos de plaquetas y linfocitos, y disminución de los niveles de protrombina. Los neonatos que sufren enfermedad neurológica generalmente desarrollan discapacidades a largo plazo.
Los recién nacidos hijos de madres que han cursado su trabajo de parto con un cuadro sospechoso de fiebre chikungunya deben permanecer en el hospital para observación por, al menos, siete días. En caso de que aparezcan signos y síntomas de alarma, deben ser ingresados en una unidad de cuidados intensivos.
Para aquellos recién nacidos asintomáticos, luego de siete días de ser mantenidos en observación en el hospital, se deberá asegurar el seguimiento personalizado en su hogar y, en caso de que aparecieran los signos o síntomas, gestionar su hospitalización.