Sociólogo defiende necesidad de «reaccionar» contra la desigualdad

Asunción, IP.-  En su reciente articulo «La insoportable desigualdad del Paraguay», el sociólogo, José Carlos Rodríguez, señala que sólo el 1 por ciento de la población paraguaya progresa, por lo que «la extrema desigualdad es el rasgo que mejor define nuestro infortunio como nación, como cultura y como sociedad». El sociólogo afirma que a la desigualdad «vale la pena medirla, estudiarla, difundirla y reaccionar.»

En la edición N°29 de la Revista Economía y Sociedad, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, Rodríguez expresa que un análisis de la desigualdad de nuestro país no solo es posible sino que se ha vuelto obligatorio.

El sociólogo afirma que solo el 1 por ciento de la sociedad paraguaya experimenta un progreso y que, en el presente siglo, ese 1 por ciento pasó de un ingreso de 6.000.000 por persona mensual a 20 millones. «Pero, el resto no le sigue ni de lejos», lamenta.

El siguiente grupo social, al que el sociólogo llama «los acomodados», y que reporesenta a un 9 por ciento de la población, pasó de un ingreso per cápita de 1.400.000 guaraníes a 4.000.000 por mes. «Un empleado doméstico en un país próspero gana un poco más que eso», dijo.

Por su parte, la clase media, que representa un 40 por ciento de la población, comenzó el siglo XXI con poco más de 400.000 guaraníes de ingreso mensual llegó 1.400.000 guaraníes por mes, «¡Ni salario mínimo!» lamenta el autor.

Por último, la clase popular, que incluye al 50 por ciento de la población, vivía con 122.000 guaraníes por mes al inicio del siglo XXI y hoy gana apenas 500.000 guaraníes por mes.

El experto agrega que «todos hemos mejorado nuestros ingresos, pero los más ricos mejoraron mucho más mientras que los más pobres mucho menos. Y eso no es todo lo malo. Hay algo peor. Habíamos tenido una leve mejoría en los últimos años entre los años 2000 al 2013 y volvimos a empeorar en el 2014», dijo.

«Nuestra enfermedad crónica, la desigualdad, está empeorando de manera intolerablemente injusta. De continuar así, no nos depara ningún futuro. En esta orientación, como pueblo, no tenemos futuro. Salvo, el infortunio», concluye.

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