Estado paraguayo reconoció responsabilidad en agravio a víctimas de la dictadura

Asunción, IP.- En un justo y emotivo acto que tuvo lugar en la plaza de los Desaparecidos de Asunción, se realizó este jueves el reconocimiento público e internacional de desagravio por parte del Estado a víctimas de la Dictadura.

La acción se da en el marco de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos en el caso “Goiburú y otros contra el Estado paraguayo”. Igualmente, y en cumplimiento de dicha sentencia, se inauguró un monumento en memoria de Agustín Goiburú Giménez, Carlos José Mancuello Bareiro y de los hermanos Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba, todos secuestrados y desaparecidos durante la dictadura de Alfredo Stroessner.

El acto público contó con la presencia de la Vicepresidenta de la República, Alicia Pucheta, de ministros y secretarios de Estado, del intendente de Asunción y otros representantes municipales, familiares y amigos de las víctimas y representantes de organizaciones que reivindican la memoria y justicia para víctimas de la dictadura.

Marcelo Scappini, representante de la Comisión interinstitucional de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, instancia responsable del cumplimiento de las sentencias y recomendaciones internacionales en materia de DDHH, señaló que el Estado paraguayo cumple así con la obligación internacional impuesta por la CIDH.

“Esta ceremonia pretende honrar el sacrificio de cuatro grandes personas que entregaron sus vidas, sus familias y sus sueños en la búsqueda del bien común, sus vidas fueron sesgadas pero nos queda el recuerdo, y hacemos memoria para honrar esa lucha y reavivar sus sueños”, indicó.

La vicepresidenta Pucheta reconoció la responsabilidad del Estado sobre el agravio y ofreció las disculpas públicas a los familiares de las víctimas desaparecidas forzosamente. Recordó las penurias por las que pasaron los perseguidos políticos por el Plan Cóndor.

“Uno de los crímenes transnacionales más atroces en el ejercicio del terrorismo de Estado en tiempos modernos y en este acto expresamos las disculpas públicas por el agravio ocasionado a los familiares, víctimas también. Si bien este acto se ha realizado en el marco normativo de la parte resolutiva de la CIDH, sé que va ser difícil dar satisfacción moral a las víctimas pero los fallos se acatan y en ese sentido destaco que este acto es más un deber moral, antes que jurídico, para que hechos como este nunca más se repitan en la historia de Paraguay”, enfatizó.

Corregir las palabras para hacer justicia

Carlos Portillo, miembro de la Comision Verdad y Justicia en representación de los desaparecidos llamó a cambiar los términos para reivindicar la verdad, utilizando “secuestro” en vez de “detención” en los casos de desaparición forzada.

“Las personas no fueron detenidas legalmente, una detención es un procedimiento que se hace a través de un método policial u orden judicial, esto fue un secuestro. Cuando esclarecemos la memoria estamos intentando develar situaciones que hasta hoy siguen siendo fantasmáticas y generan dudas en la opinión pública.” mencionó. “La desaparición implica el secuestro y desconocimiento del paradero, y con un duelo imposible de realizar, para la cultura cristiana, no existe el cuerpo presente o velatorio, porque están desaparecidas estas personas.”

“El propósito de este acto es generar una trascendencia e incidencia en las políticas públicas, la intención no se limita a una cuestión de recordar, sino entender que esto obedece a un principio esencial, “Pro hominis” pro ser humano,  y que debe generar medidas educativas, legislativas y culturales para avanzar en instrumentos más eficaces para la inclusión y tolerancia y la cuestión de principio de respeto a los derechos humanos”, concluyó Portillo.

Monolito simbólico 

También ofrecieron palabras emotivas Rogelio Goiburú y Marcelo Mancuello, hijos de Agustín Goiburú y José Carlos Mancuello, respectivamente, antes de proceder al descubrimiento del monolito y la placa recordatoria en memoria de todas las víctimas de la dictadura. Simbólicamente, el monumento está realizado con material de piedra blanca caliza de las canteras de Emboscada, ciudad donde se encontraba el Penal de Emboscada, conocido como “campo de detención” durante la dictadura por las condiciones inhumanas en las que eran confinados hombres y mujeres que sufrieron persecución y desaparición forzada.

 

 

 

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