Francia impuso respeto en su casa

Asunción, IP.- Francia ganó sufriendo, una vez más. Lo hizo, de nuevo, a última hora. Los de Deschamps parecen abonados al sufrimiento. En la fiesta del anfitrión, la euforia llega siempre a última hora.

En Marsella lo hizo a través de Griezmann, que marcó su primer gol en partido oficial para reivindicarse y poner en evidencia el experimento de Deschamps. Payet prolongó su estado de gracia y hasta disfrazó el triunfo bleu de victoria cómoda. No lo puede ser cuando la angustia es tu habitual compañera. Destaca en su crónica el diario Marca de España.

El favoritismo se esfuma a medida que avanzan los partidos. Juega en casa, está repleta de futbolistas desequilibrantes pero no sabe a lo que juega. No lo sabe ni Deschamps, que ante Albania quiso improvisar dejando a Pogba y Griezmann en el banquillo. Pronto tuvo que rectificar. Mientras, Francia aburría y Albania se ganaba el respeto de Europa. Para quienes criticaban el nuevo formato y la inclusión de ciertas selecciones en este torneo, agua y más agua. Hungría, Islandia y ahora Albania demuestran que o los grandes no son tan buenos o los pequeños no son tan malos.

En el primer acto Albania parecía el equipo pomposo, lleno de inspiración y sólidos argumentos para apagar a toda una nación abonada al sufrimiento. Ajeti bien podía ser un central del Arsenal, pero no, es un defensa del Frosinone. Hysaj parecía la mejor versión de Alves recorriendo la banda y Sadiku un auténtico incordio capaz de ganar mil y un balones divididos a la pareja de centrales bleu.

El primer tiempo se esfumó sin pena ni gloria y para el segundo Pogba ya estaba sobre el terreno de juego. Coman comenzó a generar desequilibrio y Francia pareció otra. Matuidi abandonó su posición de mediocentro posicional y Albania pasó por momentos de agobio. Sin embargo, fue Albania quien acarició el primer tanto del partido. Un centro preciso de Hysaj lo remataron entre Memushaj y Sagna al palo. Suficiente para terminar de sacarle los colores a la anfitriona.

Deschamps tocó a zafarrancho y puso a Griezmann en liza. Pero fue Giroud quien aumentó el nerviosismo bleu. Un cabezazo cruzado y otro que se encontró con el palo condenaban a Francia a jugarse el tipo de nuevo en el último arreón. Allí apareció Griezmann, que cabeceó a la red un genial centro de Rami. Era el minuto 90 y Francia lo volvía a hacer.

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