Francia se niega a retroceder sobre la reforma laboral y se multiplican las protestas

París.-El Gobierno Galo dijo estar abierto a las negociaciones, pero subrayó que el retiro del proyecto de ley «no es una opción», en tanto, la tensión social crece, los sindicatos convocaron a nuevos paros para los próximos días y la popularidad de Hollande se desploma.

La ministra de Trabajo, Miriam El Khomri, hizo hincapié en una rueda de prensa en París que el Ejecutivo incorporó «unas 800 enmiendas» a la reforma laboral, lo que evidencia que su puerta «siempre ha estado abierta» al diálogo, según informó la agencia de noticias EFE.

El Khomri dijo que el Gobierno espera propuestas concretas por parte de la Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato que con más fuerza encarnó la poderosa oposición a la iniciativa que el 13 de junio comenzará a debatir el Senado.

Los dichos de la ministra se producen tras 18 jornadas de medidas de fuerzas, y horas después que los ferroviarios anunciaron por primera vez una huelga por tiempo indefinido, y que los trabajadores de 16 de las 19 centrales nucleares del país se sumaron al paro de hoy jueves.

Estas medidas de fuerzas se suman a las tres jornadas consecutivas de protestas y huelgas que ya habían sido anunciados para los próximos 3, 4 y 5 de junio.

A la por ahora imparable ola de protestas que el proyecto desató en todo el país en las últimas semanas, se añade una preocupación extra en el gobierno de Hollande, de cara al inicio de la Eurocopa de Fútbol el próximo 10 de junio.

En una entrevista con varios medios internacionales para abordar la complicada situación política en Francia y los desafíos que plantea la inminente celebración del evento deportivo, el primer ministro Manuel Valls buscó bajar el perfil al movimiento de protestas y descartó que pueda transformarse en «un Podemos francés», aludiendo al movimiento español nacido de los indignados.

Valls aseguró que sigue con interés el movimiento «La Nuit Debout» (La noche en pie), que se ha presentado en Francia como una réplica de los «indignados» españoles del 11-M, aunque aún no llegó a cobrar la misma fuerza.

«Lo que conoció España esos años, todo el debate en torno a la corrupción, no tiene nada que ver con lo que pasa en Francia, donde el modelo social está más bien preservado. Pese a algunos casos, la clase política francesa se comporta bien», señaló Valls.

En línea con los dichos de la ministra del Trabajo, Valls dijo seguir «abierto a negociar» pero reiteró que no contempla «en ningún caso» retirar el texto de la ley en su conjunto ni suprimir su polémico artículo 2, la manzana de la discordia que llevó a la CGT y a su líder, Philippe Martinez, a plantar una dura batalla al Gobierno.

El mencionado artículo establece la preponderancia del diálogo social dentro de cada empresa sobre el convenio sectorial, algo que el jefe del Ejecutivo considera imprescindible para aumentar la competitividad sin que los asalariados pierdan derechos.

La ley se encuentra en el Senado, donde la derecha tiene mayoría, por lo que previsiblemente se modificará de arriba abajo el texto para devolverlo a la Asamblea Nacional, que a su vez restablecerá el texto inicial, el mismo que Valls ya tuvo que hacer aprobar en primera lectura con un ardid constitucional sin pasar por el voto de la Cámara baja.

El primer ministro reconoció «un error de método» al elaborar la reforma laboral, ya que parte de su contenido se filtró a la prensa antes de que se reuniera a los sindicatos y la patronal para abordar su contenido.

En relación al problema creado por las huelgas, principalmente en el sector de los transportes y de la energía, Valls envió un mensaje de calma a los visitantes que llegarán a Francia para presenciar la Eurocopa.

«Se puede venir a Francia en coche, en avión y espero que en tren», dijo, en alusión a que todavía falta por cerrar un acuerdo en la compañía ferroviaria pública, SNCF, aunque confía en que para el próximo lunes se haya llegado a un consenso.

Los costos políticos del prolongado conflicto ya se dejan ver: la impopularidad de Hollande, y de Valls, alcanzaron este mes un nuevo récord, indica un sondeo difundido hoy por la cadena «iTélé».

Hollande, según sus cifras, es respaldado apenas por el 11 % de la población, cinco puntos menos que en mayo, y su nivel más bajo desde la elaboración de ese barómetro de YouGov en noviembre de 2012.

El jefe de Estado sólo es respaldado por el 3% de los simpatizantes del partido conservador Los Republicanos, tres puntos menos que el mes anterior, y por el 36% de socialistas y ecologistas, lo que le supone una caída de cuatro puntos.

La popularidad de Valls, en tanto, cayó ocho puntos y se sitúa en el 14%.

El jefe de Gobierno pierde 12 puntos entre socialistas y ecologistas, hasta un 35% de opiniones favorables, y gana tres entre los conservadores, hasta el 13%.Efe.

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