Frente a la amenaza de un corte total de gas de Rusia, la Unión Europea logró un acuerdo para reducir el consumo

Bruselas.-Los veintisiete países miembro de la Unión Europea cerraron este martes el acuerdo político de un plan para reducir el consumo de gas con vistas al invierno, ante la amenaza de un corte total del suministro por parte de Rusia.

Aunque se mantiene el objetivo general de reducir un 15% la demanda de gas a nivel europeo, el texto finalmente pactado introduce numerosas situaciones a las que los países interesados se podrán acoger para solicitar derogaciones, indicaron a EFE fuentes europeas.

El compromiso es un intento por gestionar la dependencia energética de Rusia, como así también de las vulnerabilidades que genera cuando el Kremlin intenta castigar a Europa por su apoyo a Ucrania.

El logro también puso de manifiesto la capacidad de la Unión Europea para forjar acuerdos y superar las divisiones tras la invasión rusa.

«La UE ha dado un paso decisivo para hacer frente a la amenaza de una interrupción total del suministro de gas por parte de Putin», afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un comunicado poco después de que se alcanzara el acuerdo el martes.

Los estados miembros acordaron reducir su demanda de gas en un 15% en comparación con su consumo promedio en los últimos cinco años entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023, con medidas de su elección.

El Consejo especificó algunas exenciones y posibilidades para solicitar una excepción al objetivo de reducción obligatorio, para reflejar las situaciones particulares de los estados miembros y garantizar que las reducciones de gas sean efectivas en aumentar la seguridad del suministro en la UE.

En particular, se acordó que los estados miembros que no están interconectados con las redes de gas de otros países están exentos de las reducciones de gas obligatorias, ya que no podrían liberar volúmenes significativos de gas de tubería en beneficio de otros, indicó el Consejo en un comunicado.

Los países cuyas redes eléctricas no estén sincronizadas con el sistema eléctrico europeo y dependan en gran medida del gas para la producción de electricidad también quedan exentos, a fin de evitar el riesgo de una crisis de suministro eléctrico.

Además, los Estados podrán solicitar una excepción para adaptar sus obligaciones de reducción de la demanda si tienen interconexiones limitadas con otros países y pueden demostrar que sus capacidades de exportación o su infraestructura nacional de gas natural licuado se utilizan al máximo para redirigir gas a otros.

Otra excepción se podrá pedir si han superado sus objetivos de llenado de almacenamiento de gas, si dependen en gran medida del gas como materia prima para industrias críticas o si su consumo de gas ha aumentado al menos un 8% en el último año en comparación con la media de los últimos cinco años.

«No ha sido una misión imposible. Los ministros han alcanzado un acuerdo político sobre la reducción de la demanda de gas, con vistas al próximo invierno», informó la presidencia europea del Consejo de la UE, que ostenta la República Checa este semestre.

Muchos de los titulares europeos, incluida la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se habían mostrado optimistas a su llegada al Consejo extraordinario y recalcaron la importancia de dar un mensaje de «unidad» frente al chantaje energético de Moscú.

El acuerdo político no exigía unanimidad sino el apoyo de una mayoría cualificada (es decir, de 15 países que sumen el 65 % de la población).

A su llegada, la ministra Ribera señaló que España apoyaba el plan para reducir el consumo de gas pero descartó asumir un recorte del 15 % y apuntó a otras fórmulas para conseguir ese resultado.

«Sí cuento con que tendremos un objetivo de reducción. No del 15%, pero sí la necesidad de mostrar ‘solidaridad’ con los países más dependientes del gas ruso», agregó.

La razón para hacer el recorte extensivo tanto a los países que menos dependen como los que más es que la economía de la Unión Europea está muy integrada, y un golpe a un miembro puede perjudicarlos a todos.

Esto es especialmente cierto dado que una de las economías más vulnerables es Alemania, el líder de facto del bloque, una de las principales naciones industrializadas del mundo y un importante comprador de gas natural ruso.

Alemania se encuentra en una posición especialmente débil, ya que Rusia ha tardado en restablecer el suministro de gas a través de un gasoducto que estuvo fuera de servicio durante varios días este mes para su mantenimiento.

La firma estatal rusa Gazprom había anunciado que a partir de mañana recortaría el suministro a Europa a través del gasoducto Nord Stream a 33 millones de metros cúbicos diarios, lo que supone alrededor del 20% de la capacidad.

La empresa justificó la medida ante la necesidad de realizar el mantenimiento de una turbina, pero el hecho ocurre en plenas tensiones por la guerra en Ucrania.

El gobierno ruso había dicho el lunes que no quería dejar de suministrar gas a Europa, pero advirtió que esto cambiaría si se siguen aplicando sanciones en su contra por la guerra.

«Rusia no está interesada en esto (el cese de suministros de gas ruso a Europa)», declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ante periodistas, según la agencia de noticias Sputnik.Clarín.

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