Gales eliminó a Irlanda del Norte

Asunción, IP.- Gales alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa en su primera participación tras derrotar a Irlanda del Norte en un disputado encuentro que decantó un autogol de McAuley a un cuarto de hora del final. El central norirlandés despejó a puerta un peligroso centro de Bale, que hasta entonces había aparecido de forma esporádica en el encuentro.

 Y el sueño continúa. Decía Gareth Bale hace unos días que «a la Eurocopa se viene a ganar el torneo, no a jugar tres partidos e irte». Gales ha estado 58 años esperando esta oportunidad y está dispuesta a apurar hasta el último sorbo. De momento, y esto ya es historia viva del fútbol galés, han alcanzado los cuartos de final, donde se medirán a Bélgica o Hungría.

Para ello, tuvieron que doblegar a una Irlanda del Norte tan entusiasta como limitada. No lo tuvieron fácil los galeses, enredados durante muchos minutos en el fútbol viril y de contacto que proponían sus oponentes. Lo que viene a ser el juego de los británicos desde tiempos inmemoriales.

Quizás por eso Gales no brilló como otros días, engatusada por una Irlanda del Norte que supo contrarrestar la teórica superioridad de Bale y los suyos con una puesta en escena tan física como contundente.

Hasta tal extremo, que se puede decir sin temor a equivocarse que la primera parte fue para los norirlandeses, al menos a los puntos. Suyas fueron las escasas ocasiones y suyo fue el control del partido, pues las estrellas galesas se enredaban una y otra vez en una maraña de piernas cada vez que intentaban levantar la voz.

 Hennessy estuvo presto a la hora de desviar a córner sendos disparos de Dallas y Ward, mientras que McGovern, el cancerbero norirlandés, llegaba al descanso sin ningún sobresalto.

No varió demasiado el guión tras la reanudación pero al menos Gales empezó a demostrar que el poco talento que pisaba el verde del Parque de los Príncipes de París llevaba su camiseta.

Vokes casi marca de cabeza tras un buen centro de Ramsey, poco antes de que Bale probara fortuna a balón parado con la pericia que le caracteriza. Fue la primera vez -y la única, para ser justos- que vimos a McGovern ejerciendo de salvador de sus huestes, porque en el único tanto del partido sólo pudo acompañar la pelota con la mirada.

Este llegó en una de las pocas combinaciones decentes que lograron los galeses en todo el encuentro. Ramsey abrió a la banda y el centro envenenado de Bale se paseó por el área pequeña hasta topar con el defectuoso despeje de McAuley, que introdujo la pelota en su portería en su desesperado intento de abortar la ocasión galesa.

Quedaba aún un cuarto de hora por delante pero Irlanda del Norte estaba sentenciada porque sus argumentos futbolísticos, más allá de su encomiable entusiasmo, son paupérrimos. Quedaba el recurso de colgar balones a la espera de que sonara la flauta pero lo que acabó sonando fue el silbato del inglés Martin Atkinson, que certificaba la histórica clasificación de los galeses a cuartos.

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